"Donde hay satisfacción no hay revoluciones"
Confucio
Durante las últimas semanas he dedicado horas y horas de mis fugaces tardes a corregir exámenes, calcular estadísticas de resultados y redactar informes y más informes.
Este año, en el colegio donde trabajo, nos enfrentamos a la tediosa tarea de las pruebas finales con cierto grado de optimismo, ya que después de los pobres resultados del curso pasado decidimos hacer una pequeña revolución y cambiar de la A a la Z aquello que consideramos mejorable: Organización de refuerzos y apoyos, reelaboración de contenidos básicos, pruebas iniciales y finales adaptadas a las características concretas de cada grupo, aplicación de lo último en estrategias de lectura comprensiva y mucho más que no cito por no aburrir a nadie y sobre todo por no ensañarme conmigo misma.
Esta mañana, he esperado a que mi grupo de alumnos de 5º curso de primaria se acomodase después del recreo. Trás conseguir el mínimo de atención he hecho una gran bola de papel y la he lanzado a la papelera de reciclaje con evidente mal humor, logrando así que la atención sea total.
-Esa bola de papel ha sido nuestro trabajo de todo un año y lo hemos tirado a la papelera- sentencio.
Comprendo que los chicos a estas alturas de curso están cansados, que la climatología juega en nuestra contra, que son alumnos con circunstancias especiales, que las expectativas familiares son muy bajas, pero cada uno de estos factores han sido tenidos en cuanta a la hora de evaluarlos. El factor determinante me lo dejó claro un alumno mientras realizaba la prueba de matemáticas retrepado en la silla mientras mordisqueaba un lápiz : "Seño, es que no hay ganas"...
Por otra parte, no habrá oportunidad de corregir esta "eventualidad" ya que después de tres años tendré que abandonar un colegio en el que me siento como pez en el agua.
Por otra parte, no habrá oportunidad de corregir esta "eventualidad" ya que después de tres años tendré que abandonar un colegio en el que me siento como pez en el agua.
Para rematar la faena tuvimos que cumplimentar un informe de autoevaluación respondiendo a cada cuestión en una escala del 1 al 4, en la que se evidencia de una manera muy clara y gráfica la desconexión total entre la inversión de tiempo y esfuerzo con los resultados obtenidos. La última cuestión acaba con la autoestima de cualquiera "Grado de satisfacción personal en función de la relación establecida entre la práctica docente y los resultados: nada satisfactorio - poco satisfactorio - satisfactorio - muy satisfactorio."
Terminado el informe sólo queda fotocopiarlo. Me cruzo con una compañera que acaba de hacer lo mismo y avanza arrastrando el cansancio de las últimas semanas; como nos conocemos muy bien ni siquiera hablamos, simplemente nos mostramos el informe con rapidez mientras avanzamos por el pasillo en dirección opuesta... parece que no soy la única insatisfecha.
"(I Can´t Get No) Satisfaction". Rolling Stones