El crecimiento de un niño nunca deja de sorprendernos a pesar de ser un hecho tan esperado como inevitable. Podemos comprobarlo fácilmente a partir de datos de lo más objetivos, en su mayoría cuantitativos: peso, talla, percentiles... sin embargo, la medida y sobre todo el modo en que cada niño madura, conoce, comprende, es única y exclusiva y cuando por fin entiendes ésto buscas todas las revistas y guías de ayuda para madres y padres inexpertos que tienes en casa, junto con el popular "Duérmete niño" del Dr. Estivill, y los depositas en el contenedor de reciclaje, momento absolutamente liberador en el que por fin respiras tranquila, igual de inexperta y desorientada, pero liberada.
Hoy Pablo cumple seis años y crece, muchas veces a su pesar, porque sabe que crecer tiene un precio, por ejemplo, el doloroso trance de asumir una buena dosis de frustración. Poco a poco comprende que existe el NO, que muchos de sus deseos son sencillamente imposibles e inalcanzables por mucha imaginación que derroche, por más que grite o llore.
Cada día descubre y se descubre. Como en el juego de la búsqueda del tesoro deberá ir desvelando pistas, adivinando acertijos y sorteando diversos obstáculos hasta desenterrar un magnífico tesoro que hace apenas unas semanas ni siquiera existía.
Las últimas pistas seguidas lo han llevado al descubrimiento de la belleza y grandiosidad del Universo. Asimila algunos conceptos con sorprendente facilidad, como que en realidad es la Tierra la que gira alrededor del Sol :"¿Por qué me decías que el Sol se ocultaba tras las montañas?", que existen astros tan lejanos como algunos de nuestros anhelos o que el planeta que habita no es el centro, ni el único, ni el más grande (de nuevo la frustración), estableciendo de forma inconsciente una semejanza consigo mismo.
Pronto descubrirá otros universos pero mientras tanto se divierte girando bajo cualquier luz encendida a la par que comenta: "Ahora es de día, ahora de noche, ahora de día otra vez." Cada noche antes de dormir dice que me quiere hasta Plutón, lugar de su mapa particular en el que aparece señalado el confín del universo. "Yo también te quiero hasta... Plutón", le repito, dudo aunque me contengo, todavía no sería capaz de comprender que muchos de nuestros sentimientos, ante cualquier límite, se desbordarían .
Fotografía : Utopazzo
Esta entrada merece un comentario más profundo de lo que podría hacer ahora mismo. Lo dejo para un momento de mejor conexión entre la perspectiva que tendría un anónimo, y mi parte directa como conocedor de es planeta que tanto menciona Pablo: Sencillamente encantador y ajeno al mismo tiempo de nuestra emoción.
ResponderEliminarHa sido bastante emocionante leerlo justo el día de su cumpleaños...
Besos!
Bueno, Ana. Se me ha borrado un comentario que ya había empezado. A ver si retomo con igual claridad la idea que me has transmitido.
ResponderEliminarDado mi natural desconocimiento, por razones obvias, de ese universo de Pablo, lo que sí es cierto es que en él estás destinada a jugar un papel destacado. Papel que por un lado te llena de dudas, pero por otro te produce tales sensaciones de amor y alegría, que te seducen el alma dándole un sentido a esto que llamamos vida.
No sabiendo de tu relación cotidiana con Pablo más de lo que expones con palabras en tu entrada, me voy a basar en la foto que las acompaña que casi habla por sí sola. Como si de un cuadro se tratase, intentaré mostrar lo que me transmite.
Lo primero que salta a la vista es esa mirada tierna de la madre, correspondida por el gesto relajado y los ojos ¿cerrados? del niño más que complacido. Seguro de las manos que lo cobijan. La atmósfera, de claro matiz caravaggiano (idea, supongo de nuestro artista Utopazzo), recoge ese gran amor que sienten y se presiente. Las rayas del jersey del niño, simbolizarían esos amorosos "noes" maternales que lo educan y desconciertan. Y las manos del niño, casi en actitud de plegaria, serían una especie de reconocimiento para quien hoy es su diosa.
La madre, por su parte, parece sostener la cabeza del niño, pero sólo lo parece. Ella sabe que su mano siempre estará ahí cuando la necesite, para apoyarlo, nunca para suplantarlo. Sabe, en definitiva, que educar no es imponer, sino hacerlo con amor y conservando lo que hay de auténtico en un niño.
Es de destacar también, que la mano derecha de la madre que sostiene al niño representa nuestra parte afectiva y la izquierda, apoyada en la sien, vendría a ser la parte racional tan necesaria en la relación entre ellos. Razón y sentimiento o sentimiento más razón, cuya suma y equilibrio es el sentido común. Lo que a esta madre, parece que le sobra. A pesar de sus dudas ... tan necesarias también.
Ana, he visto a tu Pablo en algún video de Utopazzo, y es un verdadero encanto. Felicidades por su sexto cumpleaños.
Pues debe ser maravilloso formar parte de ese universo suyo y eso no cambiará, por mucho que crezca.
ResponderEliminarUn besito ;)
Utopazzo,
ResponderEliminarVa a ser difícil hacer un comentario como lo haría un anónimo...con cierta objetividad (también lo intento), será suficiente.
Prometeo,
Gracias por tus palabras amables pero te aseguro, que a esta madre no le sobra nada. Por más que piense y trate de recordar, nunca he tenido por delante un "proyecto" tan difícil, en el que en muchas ocasiones pierdes la perspectiva de qué estás haciendo y cómo, la única pista son los resultados y en ellos encuentras una de cal y otra de arena. Sinceramente es difícil educar a un niño, quererlo es sencillísimo y el amor brota de forma constante y natural, pero en este caso, buscar ese fundamental equilibrio entre razón y sentimiento es complicado y más cuando tienes un hijo cuya naturaleza tiende a la anarquía y el exceso. Debe de haber un punto exacto en el que se mantengan en equilibrio el respeto absoluto a la libertad e individualidad de tu hijo y la asunción de obligaciones y responsabilidades por parte de él. Pues ahí andamos...en la cuerda floja, y no es equivocada tu impresión, Pablo es encantador, aunque todos los niños tienen algo de "Doctor Jekyll y Mister Hyde".
La fotografía de Utopazzo refleja perfectamente lo que para Muriel Barbery y para mí es un "instante fuera del tiempo".
Un abrazo.
Elena,
ResponderEliminarSí es maravilloso formar parte de ese universo que se crea y se transforma, constantemente.
Un besico.
Ana, felicidades para Pablo y para ti, aunque llegan tarde ambas felicitaciones, hoy todavía es fiesta como resaca del 1º de mayo y del día de la madre. Bueno la foto bien podría servir para esto último de forma simbólica como imagen, luego adentrándonos en tu entrada nos quedaría el fondo; la esencia de una madre a través de las palabras que hablan de su hijo, de tu hijo.
ResponderEliminarEs tan difícil crecer para ellos y para nosotros, que buscar como dices el equilibrio es ardua tarea. Pero poco a poco se va realizando con sus pros y sus contras, yo todavía me pregunto si lo estaré haciendo bien, no sé, creo que es una duda que tenemos las madres y los padres.
Te dejo un beso para la madre, para el hijo y otro para el espíritu santo que hizo la foto :)
Me quedo con las cosas imposibles que pide Pablo (por absurdas quiméricas)... recuerdo cuando te pide con una frustración no del todo convincente, que quiere que se haga de día cuando acaba de anochecer; que se detenga inmediatamente la lluvia, si ésta acaba de comenzar con fuerza, y eso le evita salir a pasear... "quiero que vuelva a salir el sol", me dijo una tarde que acabábamos de contemplar su puesta.
ResponderEliminarPablo, desconoce aquello con lo que medimos su crecimiento: el tiempo y la distancia física. Él no es capaz de comprender el curso natural de las cosas y de ahí su frustración, y la nuestra. "Quiero irme a Jaén", ha dicho en más de una ocasión, cuando nos encontrábamos a doscientos kilómetros de distancia y acabábamos de llegar al lugar de vacaciones... "Papi, ve a Jaén a por mi camión hormigonera", porque se lo había olvidado... cosas irrealizables para nosotros, pero no por él; ¡Él lo haría!
Desconocemos cómo puede moverse en su universo, cuando habla de Plutón, Mercurio o la Luna... aunque estoy seguro que para él, debe ser maravilloso imaginarse poder alcanzar alguno de estos astros: "He llegado hasta Plutón. ¡Cuánto quiero a mi mamá!
Por el tema de la educación no te preocupes demasiado; creo que en una sociedad futura (2000 o 2500 años más) donde para ser padres, se realizasen test a los mismos, aproximadamente (y siendo generoso) el 90% de los candidatos, no superarían (superaríamos) la prueba: "A educar, no se enseña. Se aprende educando".
Besos!
Encarni gracias y felicidades también a ti. Recuerdo vagamente la entrada que publicaste con motivo del cumpleaños de Carla y decías que intentabas retener un poco más el tiempo de su infancia; hace ya tiempo que no la veo -habrá que remediarlo- pero siempre que nos hemos encontrado me ha dado la impresión de que no tenía ninguna prisa por dejar de ser una niña, es decir lo que era, y ésto está bien, porque estoy acostumbrada a ver niñas en la escuela que no quieren serlo o mejor dicho que quieren dejar de serlo cuanto antes y comienzan a reproducir modelos y roles que no les corresponden (al menos todavía), perdiendo unos años de inocencia, de infancia, maravillosos y necesarios. Por es recuerdo con cariño a una alumna de 6º de un pueblo de Jaén, después de echarle al grupo una reprimenda porque siempre se quejaban de los deberes y por su falta de madurez y responsabilidad me dijo: "Seño, si es después de los deberes todavía jugamos a las muñecas".
ResponderEliminarUn beso.
Utopazzo, defensor del presente, me encantaría vislumbrar cómo sería la educación de los hijos y de los niños en general en el año 2500, seguro que regresaba de ese hipotético viaje con ideas útiles, eficaces, imaginativas...pero mientras tanto debemos tomar decisiones ahora y en la mayoría de los casos improvisadas porque las situaciones que se plantean en el día a día son imprevisibles y variadas.
ResponderEliminarA un niño no se le deben cerrar puertas de forma hermética, me explico; una cosa es ceder a un capricho o a cualquier cosa que pueda perjudicarlo, ahí el no debe ser rotundo y firme, pero otra bien distinta es decirle que tal cosa es imposible, eso lo debe descubrir él mismo, aunque nosotros le sirvamos de guía, además por qué es imposible, desde qué punto de vista lo es o hasta cuando. Pablo tiene mucha imaginación y si a ésto se le une un ambiente predominantemente adulto el resultado es un niño quizá más sensible, creativo, con un rico lenguaje pero también dependiente y caprichoso para protegerse de un mundo exterior que no controla o para intentar manejar el íntimo o familiar en el que se siente seguro. Ésto también lo hacemos los adultos bajo multitud de formas y pretextos.
Estoy de acuerdo contigo a educar (y a casi todo) se aprende educando y como los objetivos son a largo plazo necesitas cierta perspectiva para valorar los resultados con cierta objetividad. Así que paciencia y perspectiva.
Un beso.
Ana, no te quepa la menor duda que educar a un hijo es una de las tareas más difíciles que se pueden afrontar en esta vida. Sobre todo, como bien dices, cuando hay que aprender sobre la marcha. Tu experiencia como educadora y el sentido común, son tus mejores armas. Jose Antonio Marina, no sé si conoces el dato, tiene formada en internet una escuela de padres. com, precisamente para intentar ayudar a esos padres de hoy, muchas veces desorientados ante la falta de formación o porque le llegan mensajes contradictorios. La página parece estar teniendo mucho éxito. Sus libros, absolutamente recomendables. Imprescindibles, diría yo.
ResponderEliminarRespecto a Muriel Barbery y La Elegancia del Erizo .... leer este libro supuso para mí precisamente ese "instante fuera del tiempo" mientras lo hacía. "Un siempre en el jamás" , encontrado así de pronto y disfrutado. Es curioso lo que pasa con este libro. Lo tengo comprobado. A la mitad de sus lectores, les pareció un tostón. A la otra mitad, entre los que me encuentro, nos sedujo de principio a fin. No por su profundidad filosófica, sino porque en ella se sugiere una forma distinta de ver el mundo expresada a través de sus tres personajes principales. No es lugar para un análisis detallado del libro, quizás hasta le dedique una entrada en mi blog. Ganas no me faltan.
Deduzco que el libro te ha gustado. Cosa que no me extraña en absoluto.
Prometeo,
ResponderEliminarTambién me parece recomendable el pensamiento de José Antonio Marina; en algunas asignaturas de psicopedagogía sus libros eran de lectura obligada y he tenido la suerte de asistir a cursos y conferencias impartidas por él hace bastantes años en la Universidad de Jaén.
"La elegancia del Erizo" me pareció un libro delicioso, precisamente, por esa otra forma de ver, conocer, sentir, disfrutar y vivir la vida, de entender el mundo y la existencia. Tengo que confesar que también se me ocurrió una "cosilla" para hacer una entrada en el blog, aunque muchas ideas igual que surgen se desvanecen (ahora está en letargo). Esperemos que tu idea sí se materialice.
Me alegra que coincidamos en nuestro gusto con autores de referencia como J. Antonio Marina. He leído casi todos sus libros y no sé si calificarlo de Filósofo, sociólogo o psicólogo. Quizás sea un compendio de las tres cosas, al estilo de los grandes pensadores de antaño. Supongo que aprendiste disfrutando con sus charlas en la universidad. Un regalo que te hizo la vida. Porque este señor es un regalo de sabiduría para quien sepa apreciarlo.
ResponderEliminarCon respecto al Erizo, queda prometido. Haré una entrada con lo que a mí me sugiere y de la que, seguro, se abrirá un interesante debate. Hay mucho que contar del Sr. Ozu, de Paloma y de Renée.
Por cierto .. ¿has visto la película? No es el libro (cosa del todo imposible), pero me gustó.
Siguiendo con Marina, creo oportuno comentar que acaba de sacar un nuevo libro llamado "El cerebro infantil, una gran oportunidad". He leído en prensa fragmentos del mismo y parece muy recomendable. Habla de aprovechar esos momentos clave de la infancia de un niño, donde se fragua gran parte de su personalidad. Aquí queda dicho para aquellos que les parezca interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por la recomendación del nuevo libro; debo de confesar que el único que ha leído a Marina en los últimos años ha sido Utopazzo, a mí el tiempo me llega para leer algunos artículos suyos y opiniones. Ahora leo poco en general -en verano me desquito- y lo mismo me ocurre con el cine, teatro, la TV ni existe...casi puedo decir que estoy viviendo de rentas pasadas. Ya volveré a retomar estas costumbres, cuando se pueda.
ResponderEliminarNo he visto la película a la que te refieres aunque también me la recomendó mi hermana cuando la llamé para decirle que me recordaba mucho a Renée.
Gracias.