Cada mañana cruzo la ciudad de oeste a este; tres mil novecientos pasos me separan del trabajo y durante el trayecto descubro la llegada de la primavera sin el regocijo habitual, a través de un sol perpendicular a los ojos que resulta molesto, casi me irrita al hacerme tomar consciencia de la velocidad con la que se suceden los años; éste en concreto lo hubiera estirado hasta el límite de su resistencia.
Recuerdo que la primavera pasada me impuse una serie de tareas después de un invierno especialmente duro, en el que no recuerdo si hizo frío o nevó: decidí que debía de hacer más cosas, aunque enseguida me dí cuenta que esta tarea era difícil de llevar a cabo y la cambié por "hacer otras cosas". También me propuse dejar de lamentarme, mientras lo haces tu pesar te acompaña, te ocupa, te entorpece y estás perdiendo el tiempo que dedicarías a buscar una solución o en su defecto, a disfrutar de un momento agradable.
La tercera tarea tenía como objetivo volver a mirar; a veces lo que nos rodea, además de conformar nuestra realidad, es un tesoro enterrado en la arena de la desidia y terminamos por hacer la misma cosa porque miramos siempre del mismo modo.
Tengo que decir que casi lo consigo aunque en las últimas semanas observo como mi objetivo se aleja arrastrado por una especie de fuerza centrípeta que nos precipita irremediablemente al lugar común de la costumbre, así que debo plantearme de nuevo la tarea de mirar como lo haría, por ejemplo, un pintor. En pocos días la traslación terrestre hará que el sol que ahora me deslumbra ascienda unos grados e ilumine el camino conocido ofreciendo una nueva oportunidad para ver y redescubrir el color de los objetos cotidianos, la larga y tenue sombra de los árboles de la mañana, el sueño en la cara de un niño que va a la escuela, la baldosa del suelo sucia de pasos, presurosos o lentos, decididos o inciertos, como los míos.
"Antonio López pinta la Puerta del Sol", Pablo Ballester.
Me acordé de una película de Woody Allen, donde muestra los edificios emblemáticos de New York y el comentario al respecto del galán de la cinta, que cree haber encontrado en alguna de las chicas que las acompaña en su coche, tal vez su media naranja... éstas, venía a pensar quizás lo mismo. El arquitecto (interesante para las mujeres) les mostraba los edificios y ofrecía una serie de datos acerca de su construcción, materiales y trataba de descubrir el alma del arquitecto diseñador de cada obra mientras las chicas quedaban boquiabiertas e intentaban "ligarse" al arquitecto con respuesta buscadas en lo más profundo de su armario cultural y tratar de eliminar a la contrincante... esto en sí es fácil de visualizar: la acción y sus comentarios al tiempo que las imágenes se suceden sobre los parques, edificios y trasiego de vehículos y gente.
ResponderEliminarNo recuerdo se era en esta película, lo leí o lo soñé (esto último creo que lo he de descartar), pero aparece una frase en mi mente sobre algo que apuntas y el cambio de no mirar a "mirar".... estamos tan acostumbrados al mundanal ruido, al cansino paso diario de un lugar a otro, al constante intercambio de ideas entre nosotros mismos, que nunca miramos hacia arriba y no somos capaces de ver el continente que nos contiene y contempla: somos como recién llegados a la ciudad pues con esto que digo, si nos mostrasen fotografías de ciertas zonas de nuestra ciudad, de tejados, edificios y un largo etc. no sabríamos con certeza, a qué ciudad se correspondería... y es la nuestra propia...
A veces caminamos como autómatas, pensando en el futuro más inmediato y no percibimos el paso del tiempo... pese a que yo opine que el tiempo no existe como tal, no es menos cierto que al no ser conscientes de ello, nos olvidamos de "vivir" y tratamos de marcar el segundo gol del partido para ganarlo, antes de marcar el del empate...
El vídeo es bastante sugerente (algo así me gustaría a mí hacer) transmite paz y un halo inquietante pues pese a estar en pleno centro de Madrid, rodeado del mundanal ruido, la gente y todo, Antoni se abstrae y trabaja en lo que mejor sabe hacer: pinta y vive!
Un abrazo.
Bueno, parece que el comentario lo ha escrito Pablo pues se pueden encontrar algunas palabras incompletas o plural en lugar se singular... las prisas de escribir con la intención de que aquello que has pensado, no se te escape y no puedas escribirlo... la mente es más rápida que los dedos...
ResponderEliminarQue se me escapan cosas que luego no soy capaz de recordar uy trasladar al teclado... aunque sea un comentario (como en ocasiones) que no hay tenido nada que ver con la entrada a comentar... vamos, en mi linea!
Estupenda secuencia: muy interesante la visión de New York mirada desde otra perspectiva, a la vez que divertida. Recuerdo aquella frase que dijo una de las amigas para impresionar al arquitecto "el edificio tiene una cualidad casi orgánica" o algo parecido, que deja KO a la "contrincante".
ResponderEliminarNos habituamos a lo que nos rodea, lo que es imprescindible para adaptarnos al medio, pero vivimos inmersos en la cultura del consumo rápido, con fecha de caducidad breve,sin conocer, comprender o disfrutar de las cosas (incluso personas) que nos rodean. Mucho de lo que nos ocupa y que creemos importante probablemente no resistiría dos miradas, mientras, lo más hermoso, sencillo, natural, puede pasarnos inadvertido.
¿El mismo camino recorrido cientos de veces, puede resultar tedioso, al igual que realizar siempre el mismo trabajo o compartir tu vida con las mismas personas? Evidentemente no, pero hay que echarle una buena dosis de imaginación y buscar nuevas posibilidades mirando desde todos los ángulos posibles.
Un beso.
Interesantísima entrada, Ana. Volver a mirar, mirar distinto lo ya visto, reparar en lo siempre presente y hasta ahora desapercibido, de lo viejo sacar lo nuevo, mirar creativamente .....
ResponderEliminarLa vida, salvando las distancias, se podría asemejar a una especie de armario que vamos llenando de cosas a medida que vivimos. Cosas que colocamos en la niñez, en nuestra primera edad adulta o en el cercano presente.
Reflexionar (qué difícil es a veces esto cuando la vida nos arrastra) es pararse a ver qué tenemos dentro de ese armario. Habrá casos de personas, que sin duda las hay, amantes de una vida plana y sin riesgos, felices en su planicie intelectual o espiritual, cuyo denominador común es un armario semi vacío. Vacío de grandes penas, pero también de grandes alegrías. Y si alguna vez se asoman a su armario, dudo que la sensación pase poco más allá de esa sorpresa que se llevaría un soltero vividor ante el vacío irresponsable de su propia nevera.
Sin embargo, lo normal es acercarse a ese armario y encontrárselo lleno o medio lleno. De cosas grandes y pequeñas, de miserias pero también de virtudes, de flaquezas y por qué no de grandezas. Entonces surge la pregunta: ¿ Se trata de llenar con algo los espacios vacíos que quedan? ¿De sustituir unas cosas por otras? ... ¿O de simplemente eliminar lo que hace tiempo está sobrando y no nos reporta nada? O sea: aumentar,cambiar o eliminar cosas. No hay fórmulas mágicas. Cada cual debe aprender A VER QUÉ LE SOBRA, LE FALTA O DEBE CAMBIAR. Y para saberlo nada mejor que eso que propones, Ana: VOLVER A MIRAR DE OTRA FORMA. De la forma creativa en que lo hace un buen escritor, un pintor o un buen científico que desecha sus primeras conclusiones por amor a la verdad. Estamos tan acostumbrados a vivir la Idea de las cosas, que esta Idea no nos permite ver esa cosa en su desnuda realidad, tal y como es de verdad. Y esto nos pasa con casi todo: con la Idea de Amor, con la Idea de Amistad o con la Idea de lo que es la Vida o lo que queremos hacer con nuestra vida. Hemos cambiado el hecho, por la Idea de ese hecho. Y así nos va.
Se impone volver a mirar, una y otra vez. A modo de incansable labor apoyada en la valentía, el sentido común y una sana alegría por ser mejores.
Tu entrada y el video de Antonio López me han recordado la película de Victor Erice "El sol del membrillo", en la que recrea la lucha de este pintor contra los cambios de la naturaleza que le impiden pintar aquello tal como lo ve el primer día que inicia el cuadro.
ResponderEliminarEl membrillo, empieza a florecer, la luz es distinta a todas las horas del día y los meses del año y sólo se pueden elegir unos pocos momentos del día para pintarlo sin que la impresión cambie.
La película es un reflejo del duelo que los seres humanos tenemos planteado entre el cambio de lo que nos rodea y el deseo de que nada cambie.
Aunque tú te hayas propuesto "volver a mirar" tu mirada nunca verá lo mismo que viste la primera vez o la segunda porque todo a tu alrededor cambia igual que cambiamos nosotros.
Yo que soy un hombre que se hace mayor, he vuelto muchas veces a sitios en los que estuve anteriormente y siempre he tenido la sensación de que los sitios habían cambiado pero la verdad es que lo que ha cambiado es mi mirada. Es lo que se podría llamar la mirada espejismo. Lo que ves un día es un espejismo formado por lo que te rodea o acompaña y distinto al que verás en una próxima vez.
Solo un consejo. Goza del tiempo todo lo que puedas. Es lo único que tenemos.
Saludos.
Me gusta mucho mirar Prometeo, las circunstancias de la infancia marcan casi de forma definitiva y me temo que de pequeña era una de mis principales aficiones; las posibilidades de acción estaban bastante limitadas, sobre todo fuera de las paredes de mi casa y la timidez excesiva de aquella etapa cerraba toda vía de comunicación posible excepto la mirada.
ResponderEliminarHe tenido experiencias (todos las hemos tenido) en las que con una sóla mirada me ha bastado para extraer la "esencia" de una cosa o persona; sin embargo no siempre ocurre así, a veces necesitamos mirar y remirar para encontrar el valor o la belleza que encierra cualquiera de las cosas que nos rodean, sus matices se van desvelando poco a poco, rectifico, los vamos desvelando nosotros porque también cambiamos y somos capaces descubrir lo que ni siquiera imaginábamos en un principio. Me ocurre con películas que al verlas después de varios años compruebas que habías dejado escapar algo fundamental o al contrario; hace poco volví a ver una película de Almodóvar y me pareció pueril e inocente.
Lo de reorganizar nuestro armario es una actividad necesaria y conveniente, una vez que se abren las puertas hay que analizar el contenido y ponerse manos a la obra.Lo de rellenar huecos, bueno, pocos huecos encuentro en el mío, pero si existen no lo veo mal, siempre aparecerán maravillas que iremos acoplando sin casi darnos cuenta.
Un abrazo.
el presley,
ResponderEliminarCuando tuve ocasión de ver "El sol de membrillo" quedé maravillada. La lucha contra la naturaleza, con el paso del tiempo -como comentas- y que sabemos prácticamente perdida; únicamente se puede conseguir lo que se pretende con constancia, con humildad y respeto absoluto hacia lo que se persigue y hacia la propia naturaleza, como hace Antonio López.
Por otro lado, por supuesto que no volveré a ver lo mismo, quién quiere ver lo mismo una y otra vez, lo que propongo es ver lo cotidiano, lo que te rodea con una nueva visión, desde la nueva perspectiva que te ofrecen las experiencias vividas, del tipo que sean. En una de sus canciones Sabina dice "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver"...y me parece muy acertado, no puedes alcanzar la felicidad tratando de repetir lo que te la reportó en otro momento, eso ya no existe porque se ha transformado en otra cosa.
Acepto consejos como los que das; gozar del tiempo, de lo de siempre (que por supuesto se puede reutilizar y reciclar) y gozar, cómo no, de lo nuevo.
Un saludo.
Utopazzo, ya ves que he elegido muy bien el momento de inaugurar mi nuevo "ciclo sin lamentos". Como al final todo se relaciona, fundamentalmente porque nos empeñamos en ello, te dejo este lamento -que reencontré el otro día en el libro que me regalaste- con una causa y una voz más hermosas que la mías.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=jMVGyQGDjbQ&NR=1&feature=fvwp
No cabe duda, Ana, que estamos ante una de las arias más bellas de la historia de la Ópera. Un lamento hecho voz y música en el personaje de Dido por un amor hacia Eneas que se torna imposible. Alabo tu exquisito gusto.
ResponderEliminarY ya que va de lamentos, aquí te propongo otro :
http://www.youtube.com/watch?v=p6hppsvKNOQ&feature=related
Bueno Ana, has tocado la sensible fibra que en algún lugar se esconde... conozco muy bien este tema y es más triste leer qué sucede en la obra con Dido (donde se dirige a Belinda, su doncella) y el lamento que supone la pérdida de Eneas por haber marchado de Cartago y pese al amor que siente por la reina. Es entonces cuando decide suicidarse al no poder vivir si él... la música de un Purcell tan grande como poco valorado, lo hace único. Esta aria hay que verla en directo y en versión ópera (aún no hemos tenido ocasión...) para llegar a entender todo lo que sucede y por qué sucede...
ResponderEliminarEl aria viene a decir: "Cunado yazga en la tierra, que mis dolores no causen dolor a tu pecho; recuérdame, pero ah! olvida mi destino (...)
Cruel destino pues se suicida quemándose en una hoguera... la ironía de éste destino, llevará a Eneas a ser guiado en ese viaje, por el mismo fuego que consume a Dido.
Ya te contaré más...
Gracias por acordarte, Un beso!
Prometeo el enlace que has colocado, supongo que otra maravilla de la ópera y casi me atrevería a tratar de adivinar (tal vez adelantando esa linea del tiempo en la que tanto me fijo...) pero digo, supongo pues el enlace no se abre a través del buscador... debe de fallar algo!
ResponderEliminarLa cuántica tendrá mucho que decir y vete a saber si no estoy en ese universo buscando el "Aria" y doy con una música aún no conocida...
(Espero que Ana no sienta su espacio invadido cual alemán armado entrando en la pobre Polonia)
Un saludo y si puedes, inténtalo de nuevo, se teagradecerá.
Rarezas de las rarezas, he conseguido ver el enlace en You... (es que no quiero hacerle publi) y ahora, el que no se ve, es el que había puesto Ana... en este último caso, el problema es que la cuenta del que había subido el vídeo, se canceló por problemas de infracción y bla,bla...
ResponderEliminar¡Kraus, siempre Kraus!
Un cordial saludo, Prometeo.
Ana, comienza tu estación favorita, la del buen tiempo, calor, sol, luz... No creo que necesites imponerte tareas, en todo caso desprenderte de algunas.
ResponderEliminarHoy, y ya sabes que no soy de las que suspira por el regreso de las calores, como decimos por aquí, cuando bajaba al trabajo, sonreía a todos y a todo. Con el sol, la hiedra parecía más verde, los buzones más amarillos y los contenedores de papel mucho más azules. El premio a mi buena disposición ha sido encontrarme junto a uno de esos contenedores un tomo de las obras completas de Thomas Mann, desde este blog lo pongo a tu disposición.
A lo que iba, que el objetivo eres tú misma haciendo lo que eliges y a veces lo que te ves obligada a elegir, por eso el objetivo parece alejarse impulsado por esa obligación moral que te viene impuesta por ser como eres.
En algún sitio, leí hace tiempo que de vez en cuando no viene mal ser infiel a uno mismo. Es como cuando yo dejo de lado los vaqueros y me pongo una falda de floripondios, de esas largas y vaporosas. Será el solecito, pero ya me están dando ganas...
Pues ahora te toca a ti.
Prometeo,
ResponderEliminarHe estado unos días en otros asuntos pero ya he vuelto.
Mi pretensión era precisamente dejar a un lado los lamentos, pero las circunstancias mandan y si hay que lamentarse pues a lamentarse, cuando toca reír lo hacemos sin darle tantos rodeos. Estupendo Kraus, reconozco no ser una buena aficionada a la ópera -yo me lo pierdo- pero también reconozco la capacidad de este arte para amplificar los sentimientos que se expresan -amor, celos, desesperación- de una manera hermosa, intensa, emotiva...haciendo que la indiferencia sea un imposible. El ser humano tiene esta magnifica cualidad, buscar cualquier medio para expresar sus pensamientos y sentimientos sirviéndose, por ejemplo, de un trozo de papel de cuadrícula escrito por los niños del colegio cuando creen que no son observados o a través de éste lamento compuesto para ser eterno y universal.
Gracias
Utopazzo,
ResponderEliminarPor supuesto que me encantaría ver en directo la ópera referida, pero mientras se presenta o no la oportunidad la podemos ver desde el sofá, convertido en palco.
Un abrazo.
Anónima,
ResponderEliminarMirar precisamente es lo que tú haces, a ese modo de mirar es al que me refiero. Mirar por dentro y por fuera, de forma creativa y no limitarnos a la apariencia de las cosas o a lo que se espera de ellas. Descubres lo que pocos ven. Yo recorro todos los días parte de tu itinerario y nunca he encontrado en ningún contenedor lo que tú encuentras, le he dado muchas vueltas y llego a la conclusión que alguien que mira como tú los deja ahí porque sabe que eres "la receptora" adecuada.
A las obras completas de Thomas Mann me apunto, pero deberán esperar al verano.
En cuanto a las obligaciones morales, todos las tenemos y como son morales y además obligatorias, ¿quién las elude?...pero me he has llevado a plantearme si me he sido infiel alguna vez y supongo que sí, aunque tendría que analizar con mayor profundidad en qué consiste esa infidelidad y como todo, le das vueltas, estás unos días incómoda, distraída, enojada o triste pero al final, las aguas vuelven a su cauce, nuestro cauce.
Un fuerte abrazo, ah! Un día me dejas una de tus faldas.
Ay, Ana, no sabes cómo te comprendo, volver a mirar es una de las tareas que debería hacer y además con retórica. Después de un invierno duro y no sólo por el frío, la luz de la primavera ilumina de nuevo las cosas por las que hemos transitado y tienen un nuevo colorido o una nueva visión. Lo mismo con la primavera se abre la ventana para que veamos mejor.
ResponderEliminarA veces esa forma nueva de mirar se parezca a leer entre lineas, algo que no todo el mundo es capaz de ver o leer.
Sobre las tareas que tengo pendientes ni te cuento, necesito unas vacaciones, incluso vacaciones de mi misma, pero todavía no es tiempo, ya veremos más adelante.
Un beso guapa.
PD: Ah! dale otro beso a esa anónima que ambas conocemos.
Ay, Encarni, estoy de acuerdo, leer entre lineas también es una forma distinta de mirar, buscar lo que se esconde en cada párrafo y que sólo algunos son capaces de descifrar.
ResponderEliminarPor otro lado, aunque parece que vivimos de espaldas a la naturaleza no podemos escapar a su influencia. Tal y como dices, la luz invita a echar de nuevo una mirada a nuestro alrededor para hacer los ajustes necesarios, siempre adaptándonos a cada circunstancia.
Lo de las vacaciones de una misma me parece una idea muy interesante, no sé cómo se consiguen ni si las recoge algún convenio, pero no estaría mal probar.
Mientras llegan esas vacaciones podríamos sacar un ratillo para tomarnos algo tú, yo y la anónima. Un abrazo.
Ciertamente, Ana, podría decirse que la Ópera es un compendio de varias artes: el canto, el teatro, la música y en ocasiones hasta la danza. Y que duda cabe que fiel a la época en que se consolidó, una exaltación de los sentimientos y de las pasiones humanas. No sé si te habrás dado cuenta, pero en muchas óperas la heroína es una mujer: Traviata, Norma, Lucía de Lamermmoor .... señaladísimos papeles en el que mi admirada María Callas brilló con luz propia.
ResponderEliminarDe todas formas, todo es ponerse y empezar. Ya veo que intenciones no te faltan, como esa proposición a Utopazzo.
Celebro verte de nuevo por el ciberespacio.
Es cierto: En la rutina cotidiana parece arrastrarnos una fuerza que nos precipita al lugar común de la costumbre.
ResponderEliminarImportante esa consigna de "volver a mirar".
De detenernos en las cosas simples para redescubrirlas y percibir los detalles.
La mayoría de las veces miramos sin ver , así como sabemos ciertas cosas sin llegar a comprenderlas.
Mirar sin ver es como saber sin comprender.
Vale la pena captar lo que nos rodea para , como dice Encarni, leer entre líneas.
Una manera de "recrear" vivencias y sensaciones.
Una manera de menguar las prisas y honrar la vida.
Vuelvo de cuando en cuando a determinados lugares en los que alguna vez fui muy feliz y a pesar de ver cambios ,logro conectarme con la energía que me revitaliza.
Dicen que los artistas son los que están acostumbrados a agudizar su percepción visual.
Habrá que aminorar el paso y ..."volver a mirar"
Elocuente el video. Gratifica.
Un beso.
Muchas gracias Carmela, me voy a quedar con eso de "menguar las prisas y honrar la vida". Ciertamente vivimos deprisa y rodeados de una multitud de estímulos, no todos edificantes; en otras ocasiones lo que nos falta no es tiempo sino atención y por qué no, un poco de esfuerzo y reflexión.
ResponderEliminarPrecisamente en una entrevista a Antonio López, el periodista le comentaba que mucha gente cuando mira uno de sus cuadros -la "Gran vía" por ejemplo- no ve más que la representación de esa calle a lo que el pintor contestó: "También hay gente que ve un Mondrian y solo ve rayas de colores; no ve el fondo de las cosas, como no ve muchos aspectos de la vida."
Otro beso para ti.
Ana, tu Klimt ya luce en todo su esplendor. Me he pasado a Firefox.
ResponderEliminarVaya, pues precisamente estaba pensando cambiarlo, eso sí, por el mismo cuadro. He encontrado otra imagen menos "luminosa y colorida" pero más fiel al original...ahí ando debatiéndome. Saludos.
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