Por mucho que nos empeñemos la Navidad difícilmente nos deja indiferentes por diversos motivos, cada uno encontrará el suyo: Hay quienes la detestan, otros la esquivan tratando de esquivar a su vez la tristeza que les provoca y algunos son capaces de vivirla con la incombustible ilusión propia de la infancia.
En estos días tomados por luces de artificio y por la invitación al consumo atroz creado para tentarnos y atraernos como un imán, es necesario observar justo debajo del destello luminoso que nos distrae y ahí encontraremos la posibilidad o el pretexto para el encuentro, la posibilidad o el pretexto para mirarnos, para elegir aquello que guardaremos siempre, quizá después de un necesario y doloroso descarte.
Desear la felicidad para un año entero es tal vez demasiado; sabemos que un año es un continente inmenso y en él tendrá cabida todo, lo más deseado y aquello que nunca elegiríamos pero que deberemos afrontar llegado el momento. Prefiero felicitar los días, mejor las horas. Recuerdo un tiempo en el que acudía a correr a una pista de atletismo; el primer día me propuse dar cinco vueltas seguidas, lo que resultó imposible... al día siguiente pensé que solamente daría una vuelta y la dí. Al llegar al punto de partida comprendí que sería capaz de dar otra vuelta, una sola...así complete las cinco sin apenas cansarme.
Os propongo que vivamos, que disfrutemos plenamente las horas; las del esfuerzo y la responsabilidad que supone el trabajo, las tristes horas de soledad o desencuentro, las que nos enriquecen a partir del descubrimiento y la reflexión ... las horas dedicadas al amor.
¡Felices horas!
"The Hours" 2002 de Stephen Daldry
Ana, totalmente de acuerdo, así que: felices horas ;)
ResponderEliminarA mí, me sucede que muchas navidades (será por aquello de querer escapar por diversos motivos, y entre ellos, el más importante, y que no es otro que la total y absoluta falta de fe o creencia en religión alguna) me entra tal tristeza o melancolía, que no puedo soportar el peso de la misma aunque quiera disimularlo. No es que no respete este evento, que me es bastante indiferente; sino que creo que el ser humano a veces, demuestra una total contradicción consigo mismo donde unas veces parece haber madurado, crecido y evolucionado, y otras se muestra cual bebé en su cunita. Veinte siglos (y los que queden, si se llega) no han sido suficientes para colocar al ser humano donde se merecería, acorde con su (¿tal vez, sobrevalorada?) inteligencia.
ResponderEliminarPor suerte, lo llevo bien pues no me afecta demasiado en cuanto al voraz consumo se refiere; aunque no puedo disimular que también participo y me divierto a mi manera. Es otro punto de vista de vivir las navidades incluso tratando de hacernos creer que un tal Jesús, (si es que verdaderamente existió, que tengo mis dudas, y qué fue, si existió) nació un 25 de diciembre, tal como hoy hace más de veinte siglos. Allá cada uno con su conciencia y lo que quiera creer. Prefiero ver la navidad, desde el conocimiento, por un lado frente a mi homólogo, y por otro, frente al paso del tiempo... (si es que existe, que esa es otra de mis batallas).
Buen post, este, en el que escapas a tu manera de los convencionalismos establecidos y observas estas fiestas, manejando prismas de diferentes tamaños y cromatismos.
Un abrazo!.
Me ha gustado eso de felices horas, por que la vida no es otra cosa que una sucesión de instantes en un contínuo presente. Ya sabes lo que pienso del futuro: un colosal engaño del Sistema para tenernos entretenidos con lo que pasará y para que nos olvidemos del presente que es lo único real. El Sistema y los políticos siempre trabajando por NUESTRO futuro, pobrecitos ellos. Conmigo que no cuenten.
ResponderEliminarSuscribo tu último párrafo. Hay que aprender a disfrutar incluso de esas ocho horas de trabajo, no padecerlas, sino vivirlas.
Lo que me ha dejado un poco perplejo es ese video final ...
Elena,
ResponderEliminaren tu caso particular y visto lo apretado de tu agenda más bien habría que decirte ¡Felices minutos!
Un abrazo...y sigue con el descanso.
Utopazzo,
Divertirse a la manera de cada uno, esa es la clave, si no para ser feliz, al menos para no rodearse de una infelicidad innecesaria e impuesta. Parece ser que hay fechas en las que se tiene que ser feliz, si no lo eres te conviertes en un bicho raro, en tu caso concreto Utopazzo, más bicho raro. Además te dicen lo que tienes que hacer o comprar para sentirte feliz, como en esos cuestionarios en los que te dan una serie de respuestas y tú no encuentras la "tuya".
La verdad es que hoy mientras volvía desde el centro con mi peque en el autobús repleto de gente, me he descubierto haciendo lo que todo el mundo. Me lo he tomado con humor; mientras trataba de responder a las incesantes preguntas de Pablo, observaba y escuchaba a la gente y me he divertido bastante, el tema del día es el tranvía y los numerosos atropellos de viandantes y accidentes..."¡Cómo no estamos acostumbraos...", decían y que por supuesto la mayoría del personal allí presente pedirá para el próximo año que "boten" a la alcaldesa.
Lo de manejar diferentes prismas es algo que me encanta, pero que a veces resulta difícil. Un abrazo.
Gilgamesh,
ResponderEliminarDesde luego que hay que dedicarle todo el cariño, esfuerzo, inteligencia, paciencia en algunos casos, a cada una de las cosas que hacemos, de una manera consiente y al mismo tiempo natural...aunque soy consciente de su dificultad, por ejemplo en el trabajo, no todos los trabajos son vocacionales, enriquecedores, estimulantes, en este sentido algunos de nosotros nos podemos considerar privilegiados, aunque también es cierto, que muchas personas tienen la habilidad de sentirse a gusto con su trabajo a pesar de que en apariencia éste no resulte muy atrayente a la mayoría.
En el caso concreto que mencionas del Sistema, en fin, carece de cara amable, yo no se la encuentro, escuchaba anoche en la radio que el presidente de una compañía energética arengaba al gobierno por subir la tarifa eléctrica sólo un 9,8%, que ya está bien que los españolitos no sepamos el valor real de las cosas que consumimos...este señor gana ¡16 millones!!, ¡de euros!!, ¡al año!!!.
¿Qué es lo que te deja perplejo de la secuencia, el suicidio supongo?. "Las Horas" es una película que me encanta, el mensaje me pareció muy apropiado para lo que pretendía transmitir y muy positivo. Se trata de tres mujeres insatisfechas que quieren vivir la vida intensamente pero a su modo, la felicidad basada en reglas impuestas no les satisface y tratan de dotar de sentido a sus vidas. Evidentemente este camino es complicado, nadar en la dirección que tú eliges es siempre complicado. Buscan la felicidad en pequeños detalles que adornen sus vidas. Este camino te puede llevar a la felicidad o a la continua lucha contigo mismo y con lo establecido, pero cuando ves esa luz simplemente no puedes hacer otra cosa.
Una vez más gracias y que esa luz te acompañe.
Obviamente, lo del suicidio. No he visto la película y quizás por eso, aislado, no entendía ese final. Pero siguiendo tus aclaraciones, tiene pinta de ser una estupenda película. Ya sabes que me encanta esa lucha muy humana contra lo establecido. Aun así, ese final tan extremo ... ¿estaba enferma tal vez? qué pena elegir el momento de morir con tanta lucidez.
ResponderEliminarVeré la película. Ya te contaré.
Gilgamesh,
ResponderEliminarDesde luego lucidez no le faltaba, la suicida es Virginia Woolf y la carta que dejó escrita a su marido concluía de este modo: "No creo que dos personas pudieran ser más felices que lo que hemos sido tú y yo."
Esta película hay que verla.
Bueno, vista la película, ya todo encaja con mayor facilidad. Y tenías razón, es una muy buena película que no debería dejar indiferente a nadie. Habla del sentido particular de cada vida, de la muerte, del Cambio, de la valentía ...
ResponderEliminarLa frase que extraes de la película es concluyente. Ojalá, en esos últimos momentos, todos pudieran decir algo al menos parecido. O rebosantes de esa serenidad que da la lucidez, llegar a ese final inevitable satisfechos con nuestra propia vida.
Y me encanta cuando se afirma: " no se puede encontrar la paz ... evitando la vida" , estoy completamente de acuerdo. Esconderse, huir, aislarse o conformarse es de algún modo morir en vida.
También resalto una escena donde sentados a la mesa, el niño, el padre y la madre, dice él: " era MI IDEA de la felicidad" refiriéndose a darle a ella esa paz del hogar y una familia supuestamente modelo y feliz. Claro, era su Idea de Felicidad, no la de ella. Me remito a lo que apuntaba en tu anterior entrada respecto a la idea que nos formamos de las cosas, firme como una roca e incuestionable. Vivimos la Idea de las cosas y no las cosas en sí en su desnuda realidad. Qué difícil es a veces entender esto.
Se podría decir mucho más. Ya lo creo. Me ha gustado la película.
Hola, Ana, ya sabes que soy una contumaz defensora del presente, no tenemos otra cosa, el pasado es un referente (más o menos válido, depende), el futuro, humo. Por otro lado, creo en los ciclos, no en el tiempo que para mi no es otra cosa que esos huequecitos que quedan entre un hecho significativo y el siguiente. Cuando alguna compañera de trabajo comenta un lunes:¡Qué ganas tengo de que llegue el viernes!, suelo responder que del lunes al viernes también hay vida, que si elimináramos esos días los (nuestros)años se reducirían drásticamente... Puedes imaginar su cara de pasmo.
ResponderEliminarEl problema de todo esto es que a veces (alguna perezosa mañana de domingo) quedo con alguien a las seis de la tarde, digamos que un futuro próximo; pues bien, instalada en mi confortable presente, regodeándome en él, olvido los porvenires y porllegares hasta que una oportuna llamada me catapulta sin consideración ninguna hacia lo desconocido. Básicamente a tomarme un té con mi hermana pequeña.
Espero que sigamos encontrándonos en todos los tiempos posibles.
Ana, preciosa entrada... me gusta ese "vivir" las horas... esas horas que son muchísimo más que una simple sucesión de minutos y segundos.
ResponderEliminarRealmente no acostumbramos a saborear el momento, que es lo único que verdaderamente nos pertenece: las sensaciones, las emociones, los sentimientos... No prestamos atención a los aromas, los colores, la casi imperceptible energía que antecede a la caricia... La auténtica revolución -que aún está por venir, siendo bastantes optimistas- será la del despertar del ser humano, entendida como una ineludible toma de conciencia sobre sí mismo y sobre su posición e interrelación con el cosmos... la felicidad está hecha de lo esencial, de las pequeñas cosas, de los momentos que dejan una impronta emocional, de una estival puesta de sol, del sabor de las cerezas, de las lágrimas que escapan mientras disfrutamos una secuencia de cine, de la sonrisa sincera y cálida que te dedica un desconocido en la cola del super, del placer y la ternura que evoca el plácido sueño de nuestros peques, de una buena conversación, del aroma y el sabor del té, de las notas musicales que tocan el alma.... Y mientras el ser humano no sea consciente de esto, difícilmente será feliz; al contrario, continuaremos buscando la felicidad en la posesión de bienes materiales y sintiéndonos, en consecuencia, eternamente insatisfechos...
Me gusta la secuencia que has escogido para ilustrar tu entrada. La película no la he visto y, confieso, que lo estoy deseando. Más aún después de los interesantes comentarios de Gilgamesh...
¡Vivamos, pués, intensamente las horas!!
Un abrazo, cargado de esa positividad que has sabido transmitir...
Cuan sensata es tu entrada, Ana. Vivimos en un maremagnun de cosas que ocupan la mayoría de nuestro tiempo, por eso lo de disfrutar de las horas es lo más apropiado en estas fechas y en el resto del año. Lo importante son esos momentos que pueden parecer años, como decía Vicente Alexandre, sobre su medida del tiempo. Yo me quedo con tus palabras, y me quedo con la pelicula que has puesto, magnífica, para ver más de una vez. Yo recuerdo que la vi en compañía de mi hermana, y una amiga y después de salir del cine nos tomamos un café-tertulia extraordinario.
ResponderEliminarYo también la recomiendo, por muchas y diversas razones, así que ánimo.
Ana, Felices horas y minutos en la mejor compañía para el año que acaba y por el que comienza.
Un beso para ti y tu familia :-)
Felices horas del nuevo año para todos. Ana, que sigas disfrutando de la buena gente que te rodea.
ResponderEliminarAngeles, encuentra un huequecito en tu apretada agenda y disfruta de la película, no te va a defraudar. La ví en Cinetube, si te sirve de algo.
Querida anónima,
ResponderEliminarConozco, compruebo y sé de tu increíble capacidad para disfrutar de todas las cosas y en cualquier momento, de lo mínimo e insignificante y de lo máximo y grandioso... pensando un poco quizá este don también lo perciben esos animalillos que te encuentran en el camino sabiendo que los llevarás a tu "arca de Noé" particular, o tal vez te ven como a un San Francisco de Asís contemporáne@ con tu ropa sencilla y el pelo corto.
Tu comentario me va a resultar de gran utilidad, la próxima vez que quede con alguien para tomar un té y aparezca después, mucho después o incluso no aparezca trataré de disfrutar ese momento; en lugar de mirar el reloj constantemente, impacientarme, creer que he confundido el lugar, la hora o el día... pensaré, sencillamente, que ese alguien está disfrutando plácida o intensamente de sus horas. De todas formas trataremos de encontrar el momento de disfrutar de al menos una hora de manera simultánea para brindar por el nuevo año.
Un abrazo.
Ángeles,
ResponderEliminarAcabamos de comenzar un nuevo año que nos plantea la oportunidad de llevar a cabo todo lo que propones en tu comentario. En principio parece mucho el "trabajo" que nos espera, pero si nos paramos a pensar un poco, en lo único en que nos debemos de esforzar es en ser CONSCIENTES de esas pequeñas cosas que hacemos día a día y de lo bueno que nos aportan. Reconozco que al principio ponemos mucho empeño pero luego vamos cayendo en la inercia y dejamos de prestar atención, en ésto es en lo que deberíamos poner el mayor empeño, en no dejar que pasen desapercibidas y apreciarlas en su justa medida.
Sólo añadiría -y te sirvo en bandeja el debate de esta noche- que a las sensaciones, emociones y sentimientos que mencionas habría que sumarle los pensamientos... el maravilloso mundo de las ideas aún corriendo el riesgo de que me digas, una vez más, eso de "abstractaintelectual" lo que sabes que llevo regular.
Un abrazo "concretosentimental"
Encarni,
ResponderEliminarFeliz comienzo de año, es una frase muy común ésta de feliz comienzo, como si no nos atreviéramos a ver el fin que está muy lejos. Creo que es mejor plantearse pequeñas metas a pequeños plazos, seguro que llegamos de esta manera a resultados que ni siquiera pensábamos y nos ahorraremos mucha ansiedad y frustración.
Brindemos por el tiempo que dedicaremos a realizar lo necesario y lo deseado, por ejemplo, mira lo que propone Benedetti, en relación al tiempo:
"...tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo"...
Un beso para ti, para Carla.
Gilgamesh,
ResponderEliminarComo buen observador no se te podía pasar por alto la buena gente que tiene a bien rodearme y a la que también rodeo, te incluyo.
Touché. Sólo te puedo decir, gracias.
ResponderEliminarY lo de "abstractaintelectual" , ha tenido su gracia. Pero bien sabes que no eres sólo eso. Sin lo primero, la humanidad que rebosas, se desbordaría. Y ningún desborde, es bueno.
Ana, tu intención ayer -como bien te encargas de explicitar- es que yo además de poner todo mi amor y dedicación para preparar una suculenta y variadilla cena, disponga de unos minutos que dedicar a este medio de comunicación... cosa impensable (ducha, pasear a Berta, preparar una mesa tan bonita...). No obstante, entro al trapo en lo que al "maravilloso mundo de las ideas" se refiere...Como bien sabes siempre he sido fiel defensora de la prevalencia de las emociones sobre la razón, del sentir sobre el pensar, del guiarse más por el sentimiento que por las ideas... y con esto hemos tenido temita para rato, durante años. Sin embargo, últimamente profundizando en otros temas me he dado cuenta de que posiblemente mi planteamiento estaba errado o, al menos, incompleto; la conclusión que extraigo de mis últimas lecturas es que, en gran medida, somos lo que pensamos. El cerebro no es capaz de estar inactivo ni un sólo segundo y constantemente estamos "hablando con nosotros mismos", es decir ante los acontecimientos cotidianos nuestro cerebro -la mayoría de las veces insconscientemente- está generando una serie de afirmaciones que influyen sobre nuestro estado de ánimo, sobre cómo percibimos y sentimos tales acontecimientos y ésto a su vez influye sobre la forma en que llevamos a la acción aquello que sentimos en ese momento... somos seres sociales, nos relacionamos constantemente con el ambiente y, en función de la información sensorial que extraemos del mismo, nuestro cerebro procesa e integra en un tiempo récord toda esa información (por cierto, no es un proceso instantáneo sino que el cerebro invierte unas milésimas de segundo, por lo que cuando somos conscientes, esa información ya pertenece al pasado y no al presente -como así nos parece-; por tanto queridos Utopazzo y Gilgamesh, defensores a ultranza del presente, el presente no existe, sólo existe el pasado, neurocientíficamente hablando) de manera que respondemos de una forma u otra dependiendo de las emociones o sentimientos desencadenados durante ese complejo proceso; todo ello conducido por ese flujo de autoinstrucciones que genera nuestro cerebro en esa especie de constante diálogo interior... parece que la física cuántica apunta también en este sentido.
ResponderEliminarEstoy con Gilgamesh cuando comenta que con el paso de los años, cuantas más respuestas busca, más interrogantes encuentra y creo que a mí me está sucediendo algo así últimamente. Resumiendo, la próxima vez que hable de sentimientos o de emociones se entiende que la parte "abstracta-intelectual" se halla implícita en el planteamiento. En fín, de sabios es rectificar...
¿que tal un abrazo "abstractosentimental" o "concretointelectual"?? ¡qué más dá!! Un abrazo fueerte...
Querida ángels, ahora invadiré el espacio de Ana para decirte que no estoy de acuerdo (y lo sabes) sobre el tema sobre el presente, pasado y futuro... aunque como bien indicas, neurocientíficamente hablando, puede ser así, es decir el proceso que nuestro cerebro invierte en procesar todo cuanto cae en él, sigo pensando que pese a eso, aunque tarde milésimas de segundo, en ese momento y no otro, es presente, aunque estemos en "Babia" durante esas milésimas...
ResponderEliminarEn cuanto al tema de saber más, dudar más... ya te avanzo yo que es algo a lo que está sujeto el ser humano en lo que denominaríamos "madurez", aunque el tonto, no se entere... yo lo resumo en una frase que se me ocurrió estando de vacaciones mientras paseaba sin rumbo y donde me apareció como una "única" certeza: "La única certeza que tengo es,cuanto más sé y más conozco, más dudas tengo respecto a todo. Dudo de todo; luego es una certeza".
Seguiremos por aquí o por otros blogs (esto de invadir me encanta...)
Ángeles,
ResponderEliminarVista tu conversión tendremos que buscar otro temita en el que tengamos puntos de vista diametralmente opuestos para darle vidilla a nuestras cenas.
Utopazzo,
Siempre contra el imperialismo expansionista y ahora sales con que te gusta "invadir". te dejo esta frase de una película que me gusta, "la humanidad es una sucesión de abominaciones, una larga cadena de invasiones bárbaras", cuyo título está implícito.
Besos.
Angeles, más que verlo en términos de prevalencia, razón y sentimiento no tienen que ser necesariamente antagónicos. Por el contrario, deben ser complementarios porque en esa sabia combinación radica nuestro precario equilibrio.Sin duda habrá veces que debamos ser más sentimiento que razón, pero otras lo que nos pide las circunstancias es más razón y menos sentimiento. Pero en ningún caso la primera debe anular a la segunda o viceversa. Se trata de encontrar una simbiosis justa y digo justa en todos los sentidos que podamos y seamos capaces; y encima mirar siempre cómo afectan nuestras decisiones a los demás. Como ya empiezas a ver, en difícil tesitura nos encontramos.
ResponderEliminarSiempre digo que por separado, como compartimentos estancos, razón y sentimiento pueden causar en nosotros o en los demás verdaderos estragos. El uso exclusivo de la razón nos puede conducir, entre otros actos deleznables, a comportamientos faltos de escrúpulos hacia los demás, sin ir más léjos la filosofía Nazi que ya no veía personas, sino sólo judíos. Es más fácil exterminar a judíos en sentido abstracto, que a personas de carne y hueso con una familia detrás. En este caso, por ejemplo, la razón debe ser atemperada por el sentimiento de humanidad, de compasión, de nuestro ser en los demás y "convencer" a la razón que estamos equivocados. Como estos, hay muchos casos en los que los sentimientos tienen mucho que decir.
Sensu contrario, un sentimiento que no es medido, calibrado o dosificado por la razón , nos puede llevar al desparrame sentimental y a perder el control sobre nosotros mismos. Esto nos conduce en el mejor de los casos al sentimentalismo y en los más graves a la ansiedad morbosa e incluso el crimen.
En definitiva, es una especie de contínua pero serena vigilancia entre razón y sentimiento. Porque se necesitan, porque son complementarias.
Y hasta aquí es donde yo llego.
Y porque, en esta sabia combinación de razón y sentimiento radica eso que se llama sentido común. Cuanto más avancemos en ello, más sentido común tendremos. Con lo difícil que es vivir y la falta que nos hace.
Puestos a invadir,con tu permiso y el del expansionista invasor de Utopazzo, termino de contestar a Angeles por alusiones.
ResponderEliminarConcuerdo con Utopazzo en que esa milésima de segundo no anula para nada la existencia del presente. Si acaso,existe un PROCESO que comienza justo antes de empezar ese milisegundo y termina cuando se verifica y se hace presente en nuestro cerebro; entonces forman ya un contínuo inseparable. Así que seguiremos en amistoso desacuerdo.
Ah! .. y bienvenida al mundo de los que no nos importa rectificar cuantas veces sea necesario , en un periplo vital donde es tan difícil dar con las preguntas adecuadas.