miércoles, 7 de julio de 2010

Melocotones y "dolce far niente".

Estos dos "conceptos" los asocio inevitablemente al verano, pero no a cualquier verano, sino a aquellos veranos que se hacen inolvidables por sus experiencias y, sobre todo, por sus sensaciones.
El verano es la estación del año que más disfruto, con la que más me identifico. Es la estación en la que esperamos que todo suceda, aunque en la mayoría de las ocasiones nuestras expectativas son demasiado elevadas. No hay que esperar tanto; lo que hay que hacer es experimentar y sentir, ahora que tenemos algo más de tiempo para nosotros y la complicidad del calor agudizando los sentidos.
Quizá el melocotón sea la fruta que mejor representa al verano porque la puedes disfrutar desde casi todos los sentidos. A su color, delicioso sabor e intensa fragancia, le puedes añadir la suavidad aterciopelada que se experimenta al tacto.
Otra de las maravillas que sólo me permito en verano es el "dolce far niente", el resto del año es imposible, sólo con pensarlo me pesa en la conciencia. Ahora sí, basta con unos minutos para que sea un momento absolutamente reparador. No es como la siesta; en la siesta haces algo más o menos necesario: dormir. Lo otro es el abandono, es tratar de no pensar, es tumbarte en la cama y concentrarte en el movimiento suave e irregular de una cortina, en las oscilaciones del ventilador... es observar un rayo de luz que entra por la persiana y se refleja en la pared, haciendo visible durante unos segundos una mota de polvo como si se tratase de un cuerpo celeste, en el espacio, que poco después desaparece para siempre. Entonces pienso en la gran cantidad de cosas, personas, que existen y que no vemos porque no hay un rayo de sol para ellas. Pero esto no vale, esto ya es pensar. Ahora atrae mi atención el sonido de las cigarras que cantan al calor y se atreven a habitar los árboles de las ciudades.
¡Ana! Aparece una voz que me requiere y arranca de mi abstracción. Casi siempre es mi propia voz que me recuerda que tengo que volver a hacer, que volver a pensar... hasta que logre encontrar otro momento, tal vez mañana.

2 comentarios:

  1. Es genial el enfoque que das al verano y al delicioso melocotón. En cambio yo, antes pensaba que el verano era un tormento por la calor y por que me cuesta dormir por las noches...pero ahora desde otra perspectiva (como padre, marido y algo más maduro) he cambiado mi opinión, que comparto en casi todo contigo; digo casi todo pues el tema del melocotón, resulta que "su aterciopelado cuerpo" no es de mi total agrado, sólo porque me da "Dentera"...je,je...así en todo lo demás, bienvenido sea el verano (es obvio porqué lo digo) y todos los que vengan, que seguro serán muchísimos. Enhorabuena por tu blog.

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  2. Hace varios días una de mis hermanas me trajo un melocotón de la sierra de Aracena. Era pequeño y no tan bonito como los que encontramos en los supermercados, pero su sabor y aroma eran inigualables...sólo se podría igualar a los que me comía de pequeña, en aquellos interminables veranos, sentada en un escalón en el patio de la casa de mis padres.
    Gracias por compartir conmigo "tu verano".

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