domingo, 18 de marzo de 2012

Motivación II

"La vida es una larga lección de humildad."

James Matthew Barrie


Observo con verdadero entusiasmo cómo uno de mis alumnos lleva un tiempo más aplicado y responsable. Mis alumnos, -ya lo he comentado en alguna ocasión- pertenecen a ese grupo que en el mundo de la enseñanza denominamos "des", es decir, alumnos que presentan dificultades en el aprendizaje por pertenecer a entornos sociales y culturales desfavorecidos. Como consecuencia de esta situación, los padres dan muestras de unas bajísimas expectativas hacia el aprendizaje de sus hijos, lo que se traduce en un escaso seguimiento e implicación en las tareas escolares, además, son pocos los que asisten a tutorías y es muy difícil conseguir que participen en su formación desde casa, tratando de  inculcar el hábito regular del estudio o de la lectura.

Por eso la actitud de Diego me llena de satisfacción y refuerza mi autoestima profesional. Se agradece poder comprobar, aunque solo sea de vez en cuando, que las diversas herramientas utilizadas desde el inicio de curso son acertadas y no dudo en utilizar la aparente conversión del chico para exponerlo como modelo ante sus compañeros y compañeras.

- Estupendo Diego, has resuelto muy bien el problema, se ve que lo has trabajado en casa. Ya dije que confiaba en ti.

- Es que me ha dicho mi "papa" que si no le llevo malas notas me va a regalar un gallo de pelea.

- Pero... eso...¿no es ilegal? -es lo primero que alcanzo a decir en medio de mi desconcierto-.

Le digo adiós a la efímera y engañosa sensación de éxito, sin apenas saborearla, mientras pienso en tantos y tantos refuerzos, reflexiones compartidas y también regañinas y castigos; cientos y cientos de horas dedicadas a cursos de formación en nuevas tecnologías, técnicas de trabajo intelectual y lectura eficiente, motivación, competencias básicas, mediación en conflictos, convivencia y educación en valores...

- No lo sé "seño", de momento me lo están entrenando.

¡Un gallo de pelea!... ¿Cómo no se me había ocurrido?





17 comentarios:

  1. Increíble, por varias cosas. No se deberían premiar a los chavales por hacer las cosas que tienen que hacer. Por otra parte el padre se habrá quedado agusto con lo del gallo de pelea, me parece violento y asqueroso el regalito. Deduzco que es una familia un tanto inculta y piensan que lo están haciendo bien. Tú si lo has hecho genial, pero habría que hablar con los papis del chaval más a fondo.

    Un besito.

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    1. Pues sí, Ana, es una familia bastante inculta y además encantada de serlo. Lo del chico es una pena porque es muy inteligente y sin apenas esfuerzo, obtiene mejores resultados que sus compañeros; sin embargo para él, como par muchos otros, su responsabilidad con respecto a la escuela termina a las dos de la tarde.

      Los padres no acudieron, una vez más, cuando se les citó para hablar del tema. Algunas familias ven la escuela como un mero trámite que hay que cumplir hasta que cumplen los 16 años, son incapaces de ver la oportunidad que se les brinda para poder optar a otro tipo de vida.

      Besos

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  2. Ostras! Qué fuerte! :o

    Yo es que alucino, de verdad. Un gallo de pelea! Si lo de "me van a comprar la moto" ya me mosquea, esto es que es increíble...

    Pues nada, a ver cuánto le dura la motivación...

    En fin, un besito y buena semana ;)

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    1. A que sí Elena, si algo tiene esta profesión es que no dejas de sorprendente.

      En los últimos años los premios por "hacer lo que tienen que hacer" han subido en sofisticación y presupuesto, pero lo del gallo de pelea...¡imagínate qué tipo de valores le están transmitiendo!

      Buena semana también para ti.

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  3. Ana, creo que el gallo de pelea no entraba en el manual de motivación, por diversas y conocidas razones, pero yo me sorprendo el éxito que ha tenido tu alumno. Éste se ha sentido motivado a la primera sólo con la promesa de ese 'regalo'. Creo que como tú no comparto esa pedagogía de premios extraños. Hay que evaluar lo que significa 'el gallo de pelea' para él, ¿un prestigio? ¿sertirse importante? ¿le atrae el peligro, lo prohibido? No sé Ana, esta historia me ha desconcertado, de verdad.

    Un abrazo.

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    1. Estoy en completo desacuerdo con los premios materiales a escolares, debemos hacer que encuentren la motivación en el mismo hecho de aprender, aprender por aprender, por conocer, por despertar o saciar la curiosidad, por la recompensa del esfuerzo en sí misma. Algunos alumnos por sus características personales o por sus circunstancias necesitan un mayor estímulo para que se impliquen en su proceso de aprendizaje; en este caso, los mejores reforzadores son los afectivos o sociales o el "premio" que supone realizar otro tipo de actividades: lecturas, ordenadores, dibujos o charlar un rato de cualquier tema de su interés...antes, hacer alguna actividad con el ordenador era un recurso infalible, ahora, desde que tienen los portátiles para su uso y disfrute ya no lo es porque se cansan pronto de todo..lo mismo hubiera ocurrido con el gallo, de hecho, la motivación le ha durado poco a Diego, no me lo ha querido explicar pero parece que el "papa" ya no tiene el gallo, imagino que lo habrá perdido en una apuesta o se habrá muerto, vete a saber.

      Un abrazo.

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  4. ¿Que le están entrenando un gallo de pelea?
    ¡Qué extraño es este mundo...!

    No estoy en contra de los refuerzos motivadores, pero siempre que estos sean los apropiados. El fin no justifica los medios.

    besos

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    1. Vivimos en el extraño mundo que hemos construido, en el que en demasiadas ocasiones se premia precisamente al que no lo merece, con regalos desproporcionados y absurdos, en todas las escalas sociales. Mira ,por ejemplo, los sueldos con los que se premian por su excelente labor los directivos y gerentes de bancos y empresas, mientras al trabajador que ha propiciado ese éxito con su esfuerzo y trabajo se le baja el sueldo o se le pone en la calle.

      Deberíamos replantearnos nuestra escala de valores, quizá la crisis que nos azota pueda convertirse en un buen marco para la reflexión.

      Besos.

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  5. Imagino tu desconcierto, me veo en tu lugar. Poco puede hacer la escuela ante una familia y una sociedad que ofrece a los chavales unos valores tan.......desconcertantes?
    Pero ánimo Ana, pregona que algo quedará. Aúnque a veces parezca que luchamos con aspas de molinos. Tal vez los gigantes tengan algún punto flaco. Por algún resquicio se colará tu labor de buena maestra
    Saludos paisana y compañera

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  6. Hablando de desconcierto...en el colegio vamos a celebrar el día del libro con un homenaje a Federico García Lorca, yo voy a participar con mi grupo y le he propuesto al "alumno del gallo" que cante una cancioncilla con su caja de percusión y su séquito de palmeros; pues fíjate que sus padres no querían que llevara la caja al colegio, cuando algunas tardes los veo en medio del descampado, con la dichosa caja rodeados de piedras, latas oxidadas y basura por doquier...¡Aspas de molinos!, pero bien grandes

    Un besico.

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  7. Por desgracia es de las pocas cosas que por unos u otros instructores acabamos aprendiendo mejor, a atarnos los guantes de boxeo.

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    1. Pues apañados vamos, sobre todo los chicos que no saben atarse los guantes, hasta que descubran que existen otras formas de defensa... o ataque.

      Saludos.

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  8. "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

    Albert Einstein

    Las peleas de gallos, como la caza furtiva (y la que no parecería serlo), los toros (por ahora permitidos… y creo que algunos siglos más, si se comprueba el peregrinaje humano hacia la estulticia… -buscando tal vez esa estultidora que yo, creo que sé dónde se encuentra-), y tantos y tantos petardos de mascletà, de ferias y procesiones varias, retrotrae al ser humano a la fecha que te parezca más lejana o cercana: sencilla y llanamente, una muestra más del folklore humano y sus valores o lo que es lo mismo, una sobrevalorada inteligencia. ¿Cuándo dejará el ser humano de ser humano, para pasar simplemente a ser un “Ser Único y Ejemplar”? Creo que no lo veremos, si es que esto llega a ocurrir. Y como digo siempre en estos casos, sálvese quien pueda.

    A veces se utilizan frases o clichés desgastados por su uso continuado y dejamos un “No digas nunca esto o aquello no lo haría”. Pero hay situaciones donde se puede utilizar con absoluta certeza.
    Este tu alumno, podría decirse que tiene un futuro bastante negro… o no, según sus valores, los que les han transmitido… pero pudiera ser que siendo ese futuro negro para nosotros, para él represente un modelo de vida al alcance de pocos, y ganando más dinero de lo que pudiésemos imaginar. Bien en peleas de gallos, carreras ilegales de galgos (los mismos que luego son colgados en los árboles en mitad de la nada, cuando ha terminado la apuesta, y no han cumplido…), mercadillos con mercancía de primera clase, o levantando un carro de procesión, donde en un futuro muy cercano para él, represente un ascenso en el escalafón cofrade y de ahí a algún Ayuntamiento o vete a saber. Yo, por mi parte, viendo lo que se avecina, si soy capaz de decir aquello de “No me confesaré aunque me quede en el infierno”, sin temor a que aparezca el cliché aquel del principio, “No digas nunca…”

    Besos

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    1. Qué difícil es desterrar ciertas costumbres ancestrales, que ahora, desprovistas de su sentido de supervivencia, resultan anacrónicas hablando desde la corrección política, porque en realidad habría que denominarlas como salvajismos, crueldades, injusticias y actos faltos de sentido y sensibilidad.

      Le he estado dando vueltas a tu pregunta de "¿cuándo dejará el ser humano de ser humano...." y no la veo, o no la entiendo o simplemente no estoy de acuerdo. El ser humano es siempre único, "a pesar" de la sociedad y la política, pero sería preferible que no dejara de ser humano, o que pusiera todos sus sentidos en evolucionar como humano aunque alguno se repitiera, fíjate, con tantos millones poblando el planeta ni siquiera lo íbamos a notar.

      Con respecto al porvenir del chico... supongo que el futuro ahora es tan incierto como siempre solo que quizá somos más conscientes, estamos algo más informados y somos menos creyentes.

      Un besillo.

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  9. Bueno, bueno, bueno ... sorprende, y de qué manera, comprobar las más variopintas motivaciones del ser humano y sus impredecibles consecuencias. Nada menos que un gallo de pelea. Lo que me recuerda un precioso cuento llamado "El Caballero Carmelo", un viejo gallo obligado a sacar lo que de casta le quedaba en póstuma batalla contra el "Ajiseco".

    Abraham Valdelomar
    El Caballero Carmelo (fragmento)

    " El árbol había crecido y se mecía armoniosamente con la brisa marina. Tocóle mi hermano, limpió cariñosamente las hojas que le rozaban la cara y luego volvimos al comedor. Sobre la mesa estaba la alforja rebosante; sacaba él, uno a uno, los objetos que traía y los iba entregando a cada uno de nosotros. ¡Qué cosas tan ricas! ¡Por dónde había viajado! Quesos frescos y blancos, envueltos por la cintura con paja de cebada, de la Quebrada de Humay; chancacas hechas con cocos, nueces, maní y almendras; frijoles colados en sus redondas calabacitas, pintadas encima con un rectángulo del propio dulce, que indicaba la tapa, de Chincha Baja; bizcochuelos, en sus cajas de papel, de yema de huevo y harina de papas, leves, esponjosos, amarillos y dulces; santitos de "piedra de Guamanga" tallados en la feria serrana; cajas de manjar blanco, tejas rellenas, y una traba de gallo con los colores blanco y rojo. Todos recibíamos el obsequio, y él iba diciendo al entregárnoslo:
    -Para mamá.. para Rosa.. para Jesús.. para Héctor..
    -¿Y para papá? -le interrogamos, cuando terminó:
    -Nada.
    -¿Cómo? ¿Nada para papá?
    Sonrió el amado, llamó al sirviente y le dijo:
    -!El "Carmelo"!
    A poco volvió éste con una jaula y sacó de ella un gallo, que libre, estiró sus cansados miembroS, agitó las alas y cantó estentóreamente:
    -¡Cocorocóooo!
    -¡Para papá! -dijo mi hermano.
    Así entró en nuestra casa este amigo íntimo de nuestra infancia ya pasada, a quien acaeciera historia digna de relato, cuya memoria perdura aún en nuestro hogar como una sombra alada y triste: el Caballero Carmelo. "

    Y claro que la vida es un interminable aprendizaje y de la que sólo se aprende desde la humildad, previo asombro nuestro de lo que dado por sabido se torna desconcierto. Para muestra de soberbia, que es lo contrario a la humildad, baste lo acontecido con los peperos en las últimas elecciones.
    Veo que haces mención a Lorca en uno de tus comentarios. Admiradora de su poesía como eres, supongo que conoces la película "La Luz Prodigiosa". Tuve la suerte de verla hace un par de días y me encantó: tierna y desgarradora a la vez. Si por una casualidad no la has visto, te la recomiendo.

    Un abrazo.

    PD: mucho ánimo con lo de tus padres. Espero que su salud haya mejorado.

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    1. Gracias a las variadas motivaciones del ser humano tenemos una extensa producción artística, cultural, gastronómica, ideológica...¡una suerte!, como los exóticos regalos que se describen en el cuento, aunque algunos regalos no sabemos si se convierten en una suerte o en una desgracia, por más que la intención del "regalante" sea la gratitud o el amor más auténtico.

      No he logrado averiguar el final del gallo Sin Nombre de mi alumno, pero dada la cara que pone el chico cuando de vez en le saco el tema, no debió de tener un final tan noble, ni dejar tanta huella como el Caballero Caramelo.

      Gracias por la recomendación de la película, la vi hace tiempo, es una buena metáfora sobre el olvido y la memoria que nos recuerda que es una obligación moral mantener la luz encendida.

      Mis padres, más que recuperados digamos que están estables.

      Besos.

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    2. Caramelo, vaya nombre tan poco apropiado para un aguerrido gallo de pelea. Carmelo...mucho mejor.

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