sábado, 7 de enero de 2012

Música para la ocasión.

Este año el calendario ha sido generoso, complaciente, y nos ha regalado unos días de adaptación antes de volver a la rutina, a la normalidad que determina el comienzo de las clases.

Sin  tregua dedico la mañana a quitar adornos navideños de todos los tamaños y estilos, pasando de la artesanía popular al arte naïf de Pablo. Organizo armarios, reordeno estanterías sin rendirme ante la misión imposible que supone hacer hueco a los nuevos juguetes y regalos. Miro de reojo el montoncito de carpetas y papeles con los que llegué a casa el último día de colegio, estrenando mis vacaciones de Navidad, y que parecen decirme a gritos que ya no tengo excusa. Sacamos punta a las ceras de colores de Pablo y guardamos en su estuche la enésima goma de borrar nueva; plancho y guardo manteles festivos que no tardarán en salir del cajón bajo cualquier pretexto.

Acabo muerta, pero mientras comemos, cambiando de un canal de noticias a otro, nos sorprende una expresiva música renacentista, justo lo que necesitaba, una ocasión para dilatar la sensación de tiempo fuera del tiempo, de tiempo no reglado, de tiempo "libre", música del Renacimiento... y un té.


"¿Quién te hizo, Juan Pastor?". Esteban Daza





11 comentarios:

  1. Bueno, ya veo que algo bueno debía de tener aceptar al oferta de la plataforma telefónica (o lo que sea…) para evitar la emigración a la competencia… ¡Por fin tenemos el canal “Mezzo”, y podemos disfrutar de la Gran Música. Ya no sólo es cuestión de equipo de música, equipo de coche o canales en Internet; ahora, verás lo grande de la interpretación con las mejores batutas, orquesta, solistas... Es la ventaja de tenerme a mí, como desastre caótico asegurado: a veces una metedura de pata, se convierte en algo tan evidente y bonito, como esta entrada, de la que tal vez habría sido distinta, de no haber escuchado este mediodía, al Sr. Jordi Savall, y su “pedazo” de orquesta…

    Luego analizaremos la vuelta a la rutina, que para unos, será incluso un alivio… para otros una obligación y para otros (ni siquiera se enterarán) preguntarán ¿cuándo comienza la Navidad?

    Un abrazo.

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  2. Vuelta a la cotidianidad.
    Yo tambien he pasado el día ordenando cosas y poniendo lavadoras.
    Pero se agradece que por fin pasen estos días que a todos nos agotan por el esfuerzo de mantener a flote emociones que son en su mayoría falsas o no reales.
    Un abrazo

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  3. Realmente hacéis un buen tandem tu caos y tú, y aspectos como la variabilidad, la improvisación y la falta de escrúpulos con los que no hay que tenerlos se convierten en valores positivos. Eso a mí no me pasa, cuando me equivoco mis errores se notan mucho y por lo general tienen consecuencias, así que me guardo de cometerlos, lo que a veces consigo y otras no, como todo el mundo.

    ¿Es ético comprometerse con una compañía telefónica y ante una mejor oferta pasarse al enemigo? En este caso sí, forma parte de las leyes del mercado de la que alguna vez nos tendríamos que beneficiar. Además, cuánto nos cobraban de más si por no "perdernos" son capaces de ofrecernos más ventajas rebajando además el recibo...en fin que los que no tienen ética son ellos, aún así, sabes que yo le habría dado alunas vueltas de más.

    En cuanto a la vuelta a la rutina...hoy del tirón ¡Prueba superada!

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  4. Gracias Azulceleste por pasar por aquí. Volver a lo cotidiano...realmente suena bien, tan bien como romper con lo cotidiano, ambas opciones son necesarias; esos cambios de ritmo nos obligan a estar siempre atentos y activos.

    Un saludo.

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  5. ¡Ay! ¿Qué sería de nosotros sin la música? Digo la música así, sin más, lo de buena o mala es totalmente subjetivo, para mí buena música es la que me hace sentir bien, da igual su filiación, aunque para ¿ordenar?, me quedo con las voces sensuonasales de los techno, sin descartar sorpresas que me regalo a mi misma y que me agradezco profundamente.
    La música buena es otra cosa, suele venir de la mano, o mejor de la crítica, de seres exquisitos, que para ratificar su exquisitez enfatizan lo de BUENA... y a veces hasta tienen razón.
    Lo del té, soy ecléctica, todos me valen. Y con cualquier excusa, o sin ninguna. Pero, si os parece, un BUEN té, por favor.

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  6. La música ayuda en algunos momentos, y a veces es necesaria, como la clase de música que nos apetece en un momento determinado. Esta que has puesto tiene mucha paz, y con el té, pues auguro un buen rato contigo misma, que bien lo mereces después de ordenar todo.

    Y la vuelta a la rutina también es necesaria, como todo. Desconectar y volverse a conectar es lo importante.

    Un gran abrazo, Ana.

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  7. Anónima, ¿ya te has reconciliado con tu ordenador o tu ordenador contigo? Qué sería de nosotros sin la música, sin el cine, sin los libros... probablemente la existencia se parecería a ese valle de lágrimas con el que pretenden amedrentarnos las religiones, afortunadamente algunos atrevidos escapan a ese pensamiento que después se generaliza y forma parte de nuestra cultura, viva y afortunadamente ecléctica!

    En cuanto al buen té, te dejo estas palabras, yo no he alcanzado esta perfección, ya sabes en qué condiciones hemos tomado té, o mejor que condiciones de té.

    “El ritual del té, esta repetición precisa de los mismos gestos y de la misma degustación, este acceso a sensaciones sencillas, auténticas y refinadas, esta licencia otorgada a cada uno, sin mucho esfuerzo, para convertirse en un aristócrata del gusto, porque el té es la bebida de los ricos como lo es de los pobres, el ritual del té, pues, tiene la extraordinaria virtud de introducir en el absurdo de nuestras vidas una brecha de armonía serena. Sí, el universo conspira a la vacuidad, las almas perdidas lloran la belleza, la insignificancia nos rodea. Entonces, tomemos una taza de té. Se hace el silencio, fuera se oye soplar el viento, crujen las hojas de otoño y levantan el vuelo, el gato duerme, bañado en una cálida luz. Y, en cada sorbo, el tiempo se sublima.”

    Muriel Barbery - La elegancia del erizo

    Ya sabes que siempre nos debemos uno.

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  8. Encarni, los buenos momentos solemos acompañarlos de esos pequeños placeres que los hacen más gratos e intensos...también lo hacemos con aquellas tareas obligatorias o rutinarias, como dice el refrán "las penas (si se pueden considerar penas)con pan son menos".

    La vuelta a la rutina ha sido tan necesaria como celebrada; no sé si será cosa de la edad o del momento de vida en el que me encuentro pero pese a las dificultades inevitables y en los jardines en los que voluntariamente me meto, disfruto mucho con mi trabajo.

    Un fuerte abrazo.

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  9. Como bien dices, esta música renacentista le da como un toque atemporal a una existencia costreñida y sujeta a unos límites incontrolables y otros impuestos. Es curioso, pero a veces la rutina nos reclama y casi nos obliga a seguir sus dictados trillados y anticreativos por antonomasia. Aún así claudicamos. Quizás sea ese anhelo de seguridad, de controlar lo conocido aunque no nos satisfaga. Contradicciones de la naturaleza humana de las que no nos libramos. En tu caso, cosa que a estas alturas no me extraña, disfrutas de tu trabajo convirtiendo en placer lo que para muchos es displacer. Enhorabuena por amar y desear lo que ya tienes cuando lo normal es desear lo que no se tiene. Lo que, sin duda, te hace más sabia.
    Y enhorabuena también por el canal Mezzo. Veo ya a ese Utopazzo disfrutando con la música como sólo él sabe hacerlo. Un acierto pleno, a pesar de que según parece, viene de un error previo. Y qué más da si el resultado es redondo.
    Mención aparte merece esa referencia a Muriel Barbery. Sabes que es un libro que me encanta. Lo del ritual del té, un buen contrapunto catártico que nos detiene, nos serena como paso previo a encontrar eso de auténtico que hay en nosotros. Fluir con cada gesto, con cada sorbo .... buscando entre lo que aún no existe.

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    1. Creo que lo hemos hablado en otras ocasiones, me refiero a la incertidumbre que nos producen los cambios que observamos a nuestro alrededor, mucho más los que tienen lugar en ese espacio ilimitado y desconocido que somos nosotros mismos. La rutina nos introduce en el mundo de lo previsible, de lo esperado, que nos adormece con su ronroneo conocido, pero, he escuchado en numerosas ocasiones a diversos creadores decir que sin la rutina son incapaces de avanzar en sus proyectos, aquello de que(no recuerdo de quién es la frase) "cuando las musas me visitan siempre me encuentran trabajando". De eso se trata, de encontrar un lugar para cada cosa, un momento para cada cosa.

      Disfruto con mi trabajo, qué bien, aunque no ha sido así siempre, todo es circunstancial. Es verdad que deseo lo que tengo, cada vez más, hace muchos años que ésto no era así y no porque fuera menos sabia, si no porque lo que tenía tampoco era especialmente deseable; por otro lado aún existen cosas de las que debería prescindir (todavía no sé hacer ésto) y por supuesto ¡deseo hacer, saber, tener tantas cosas que no aún tengo!

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    2. Mantener siempre candente una dosis de insatisfacción o de anhelo nos hace crecer como personas, nos obliga a seguir "soñando caminos de la tarde" aunque no nos quede ninguna duda de que aquello que anhelamos es una utopía, o quizá, precisamente, por eso.

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