"Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno."
Pablo Neruda
Abrió los ojos unos instantes antes de que sonara el despertador. La había vuelto a visitar aquel sueño pero por primera vez no la invadió el habitual desasosiego, sino una sensación de felicidad y calma indescriptibles, porque por fin supo lo que debía de hacer con él.
Desde hacía más de veinte años soñaba que un amor de juventud le regalaba una maceta con unas espléndidas azaleas que ella tomaba entre sus manos inexpertas, con cuidado y gratitud y las dejaba olvidadas en algún lugar; de repente descubría que había transcurrido mucho, mucho tiempo, comenzando una búsqueda llena de angustia hasta que las encontraba marchitas, secas y la invadían la desolación y la culpa por no haber sido capaz de mantenerlas vivas.
Como cada mañana tomó un cacao caliente mientras veía las noticias en el televisor de la cocina; sonreía pensando que si su amiga Marta la pudiera ver le dedicaría una cariñosa regañina: "¿Cómo se te ocurre castigarte desde tan temprano?" y le recomendaba un larga lista de canales de TV y emisoras de radio que tendrían un efecto tonificante sobre su maltrecho estado de ánimo. Mil veces le había dado las gracias pero no podía dejar a un lado este hábito, para ella, asomarse al mundo nada más poner un pie en el suelo, era una especie de compromiso moral ineludible. Mientras bebía a sorbitos para no quemarse pensaba en lo difíciles y extraños que habían sido los últimos años, quizá toda su vida, también simple aunque se encargó de disfrazarla de sencillez y aburrida, poniendo como excusa la necesaria rutina familiar, ahora le resultaba insoportable al descubrir que disponía de tiempo no ocupado por los demás, sobre todo, desde que sus hijos habían crecido y eran casi independientes
Conoció a Marta diez años atrás en uno de sus numerosos trabajos y la dejó convertirse en su amiga, guía espiritual y animadora ya que era una fuente inagotable de energía y tenía por objetivo hacer felices a los demás. Juntas habían pasado por todos sus malos momentos buscando soluciones en cursos de cocina creativa, Tai Chi, "Raquel & Raquel estilistas" y las inenarrables sesiones de los viernes por la tarde en el Spá del barrio. No sabía cómo decirle que todo aquello no le aportaba nada más que el placer de su compañía y algunas risas.
En el trayecto en autobús hacia el almacén donde trabajaba planificó cómo pondría en práctica su sueño, no sería una tarea fácil, eran imprescindibles una gran capacidad de trabajo y perseverancia, pero nadie que la conociera cuestionaría que contaba con ambas cualidades. Aunque estaba impaciente esperaría al fin de semana, acostumbrada a demorar al máximo cualquier pequeña recompensa no le costaría mucho y además tendría tiempo para preparar lo necesario.
El sábado despertó al amanecer y subió a la terraza cerrada a cal y canto desde el verano. La encontró cubierta por hojas secas y plumas de ave, decorada con algunos tiestos rotos y el palo de una fregona tirado en el suelo. El cielo de invierno gris y plomizo no hacía otra cosa que invitarla a no demorarse si quería tenerlo todo listo para primavera. Cerró un momento los ojos antes de iniciar su labor tratando de imaginar la distribución idónea, por supuesto los geranios los pondría en la parte más soleada, junto al rosal...percibió el paso de los días dejándose acariciar por un sol suave que debía pertenecer a marzo y que calentaba tibiamente los primeros brotes de las plantas; sintió la humedad de la lluvia de abril sobre las hojas de la chamadorea y la hiedra, el olor del mantillo nuevo, mojado. Contuvo la respiración, si aguantaba apenas unos instantes podría escuchar el leve chasquido de los capullos de las azaleas al abrirse y sintió vértigo y comprendió que los sueños, la tierra y ella misma estaban hechos de la misma materia.
Cómo no, has conseguido de nuevo que el subterfugio, aflore como esa planta que lo hace fuera de temporada... Ana, se me escapa el significado y tal vez lo haga por sencillo.
ResponderEliminarSi el geranio, la terraza, las hojas secas y Marta aparecen en tu sueño, además del televisor en la cocina (señal inequívoca que no eres tú la protagonista) debe ser un subterfugio camuflado de pesadilla...
Cuando vuelva a pisar tierra, leeré de nuevo el relato y quizás me entere del significado. Por lo demás, está muy bien escrito, con pulso mantenido y utilizando el tiempo y las palabras justas. Esperemos encontrar reflexiones alusivas para esclarecer cómo es posible, que algunas plantas broten fuera de temporada.
Un caluroso abrazo.
Veamos Utopazzo,la época de floración de las azaleas es muy amplia y puede empezar en invierno y terminar en junio, algunas incluso florecen dos veces al año dependiendo de una gran variedad de factores ambientales y también endógenos, éstas en concreto, las mías, florecen justo cuando deben de florecer, las semillas eran de la mejor calidad y el ambiente "creado" el más propicio.
ResponderEliminarEn cuanto a que la protagonista no soy yo porque no tenemos una TV en la cocina bueno,bueno...ya aquí no sé que decirte, que da igual, puedo ser yo o cualquiera, tú si te lo propones. Es lo que tienen estos subterfugios, que a veces me sorprendo al comprobar que son compartidos y en este caso al parecer es sólo mío.
Anda, si quieres te hago una recuperación o sigue hibernando, como prefieras.
Un abrazo reflexivo y alusivo.
Estoy expectante en comprobar si los siguientes comentaristas están por donde yo me hallo, o pisan tierra firme y respiran el aire al que está acostumbrado el ser humano; es decir, el contaminado, pero que oye!, que vale porque no tenemos otro a mano...
ResponderEliminarSi al final resultará que todos nos dopamos y no lo sabemos.
Sabes que yo no soy capaz de distinguir entre una azalea y un braceo, y aunque estoy rodeado de plantas, forman parte de un paisaje al que me he acostumbrado como aquél que lo hizo en la Sierra de Albarracín, donde al existir un silencio total y absoluto, sentía que le faltaba algo y no podía dormir... le faltaba el ruido o la azalea.
Un abrazo HibernadoUtopazziano.
A veces el intentar encontrar el significado global de algo acaba por impedirnos el disfrute de lo sencillo , de esos pequeños detalles que no son otra cosa que las partes que conforman ese todo; cada cual con su significado propio y capaces de sugerir por separado, más incluso que el mismo todo. Desde esta perspectiva, me centraré en lo que a mí me SUGIERE la parte final de tu relato.
ResponderEliminarVeo una terraza a modo de lienzo olvidado y ahora rescatado y una distribución de plantas, variadas, flores y demás elementos en una especie de inspiración artística como si se tratase de la composición de un cuadro. Esos ojos que se cierran e imaginan cada cosa en su lugar idóneo, flores de eternos colores pero no de cualquier color, el verdor justo de las hojas, el tamaño imaginado, eliminar la luz sobrante .... Y al final, ese chasquido leve de los capullos de azalea al abrirse que todo pintor debe saber oír con el último trazo sobre ellos. Es el momento de la identificación del autor con su obra terminada y de esa parte de mundo del que se ha valido para hacerlo. Y como dices, Ana, todo hecho de la misma fuente, de la misma materia en la que tierra, imaginación y sueños se entrecruzan para crear algo nuevo de lo que ya existe. Un nuevo punto de luz y de belleza en el mundo.
Utopazzo,
ResponderEliminar¿...?
Prometeo,
Pienso en la forma en que cualquier mínimo elemento cambia el transcurrir de cualquier, mínimo también en este caso, hecho. Quiero decir que imagino un comentario diferente sin las llamadas de Utopazzo para que alguien le facilite encontrar el significado de ésto que escribo. Desde luego Prometeo, yo no hubiera podido explicarlo mejor, me sorprende, incluso me halaga ¡se me entiende!
Retomando el sentido de la entrada; a veces sabemos que algo no anda bien, las señales son de lo más variadas, los sueños no paran de hacernos llamadas que no sabemos interpretar, nuestro estado de ánimo, incluso la salud. La solución puede ser complejísima pero creo que en la mayoría de los casos es de lo más sencilla, es cuestión de pararse a pensar qué de lo que nos rodea nos satisface, nos hace felices, nos estimula y tratar de eliminar o al menos minimizar la presencia de lo que no nos conviene o interesa. La "misteriosa protagonista" intenta mantener vivas sus ilusiones de siempre, aparcadas porque la vida transcurre tan deprisa que parece ir delante de nosotros llevándonos a remolque, siempre intentando alcanzarla, hasta que un día te paras y decides que el tiempo sea tu tiempo y el espacio sea tu espacio, utilizando como pretexto una terraza desértica o un folio en blanco... Gracias.
De vez en cuando, me permito ser insensata(incluso las ollas a presión precisan de una espita liberadora), por ejemplo ahora, diez minutos antes de irnos al campo, me atrevo a decir lo que percibo en tu relato. Para mi es el cumplimiento de un sueño, una ilusión, un proyecto, también un deseo de renovación (por ahí asoma sus tiernos brotes nuestra amiga Primavera)... aplazado por su ¿no productividad? y que el subconsciente en una llamada de atención (toc-toc) presenta -cómo no- disfrazado con detalles que pueden parecernos absurdos, pero siempre pertinentes. No nos lo va envíar con manual de instruciones en cuatro idiomas, que teniendo en cuenta lo extraordinarios políglotas que somos los españolitos sería un despilfarro.
ResponderEliminarEn fin, que me gusta el aire positivo y renovador del texto y que me voy a preparar la mochila.
Querida anónima,
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en lo de la olla a presión, por la cantidad de ingredientes que contienes cocinados a altas temperaturas, aunque por la espita sólo se escapa la sensatez que te caracteriza y que parece ser que por misterios de la genética compartimos, o eso creemos la una de la otra. Me parece que esto es echarse flores, azaleas o lo que sea...
Llevar a la práctica cualquier pequeño proyecto o ilusión es una manera de ocupar un lugar en el mundo, de ganárselo y también de compartirlo, si no tienen el riesgo de convertirse en fantasías, manías u obsesiones estériles para ese mundo y probablemente dañinas para nosotros mismos. Realmente los mecanismos de llamada utilizan un lenguaje distinto al que estamos habituados y no lo entendemos, o simplemente no lo queremos entender porque es más fácil dejarse llevar por la inercia. Realmente son las cosas más sencillas las que nos llevan a encontrarnos bien; "resucitar" una planta, cocinar un plato delicioso, descubrir un nuevo paisaje ...o tomar un té en buena compañía, digo, ya que lo de la mochila ha quedado postergado.
Un abrazo!
Bueno, Ana, creo que después de tu respuesta a mi comentario y de las juiciosas palabras de esa anónima, la niebla parece haberse disipado.
ResponderEliminarComo bien afirmas, la vida no se persigue; entre adaptarse a lo que hay y hacerse uno el camino, existe una enorme diferencia. La misma que existe entre creer que ya todo está hecho y creer que está todo por hacer.
Prometeo,
ResponderEliminarCreer que todo está por hacer es un potentísimo estímulo para no, por decirlo de alguna manera, "sucumbir al sofá" y sumirnos en la desgana de mirar siempre el mismo horizonte; aunque también es cierto que está todo por hacer pero partiendo de la perspectiva de lo que ya se ha hecho, con resultados mejores o peores,los que sean, ya que son parte de lo que cada uno de nosotros es ahora y de ahí partimos, que no es desde luego partir de cero sino la mejor piedra donde apoyarse para intentar querer, pensar, hacer mejor.
En efecto, Ana, partimos de lo que somos, tenemos y sabemos. Las tres cosas, susceptibles de ser mejoradas. Pero para mejorar hay que decir No a eso que ya somos, tenemos o sabemos. De un Sí, no imagino otra cosa que otro Sí. Sólo de un buen No, puede salir un buen Sí.
ResponderEliminarAsí es todo hecho de la misma materia, semillas de amistad, semillas de flores, el sol para las flores, el calor para la amistad -y como no- las raices en la tierra. Los sueños a veces nos hablan muy bajito, como esas azaleas que se abren quedamente, es al fin y al cabo la vida que lo envuelve todo.
ResponderEliminarMe ha gustado este cuento Ana, podría ser cualquiera dentro de tus subterfugios. Lo importante es plantar semillitas, creo que la protagonista no serás tú pero tiene mucho de ti, estoy segura.
Un abrazo guapetona.
(Ana, la anónima que te comenta es la persona que me imagino?)
Encarni,
ResponderEliminarEn realidad siempre estamos sembrando de forma consciente e inconsciente. En algunos casos el resultado de esa siembra es inmediato, visible, gratificante...en otros casos debemos de esperar un tiempo y en otros no obtenemos nada salvo el intento; con eso me quedo, con la idea de emprender nuevos proyectos, por insignificantes que en principio puedan parecer.
Ah! en relación a tu pregunta, como imaginación no te falta imagino que imaginas bien. Un beso.
Las azaleas son fáciles de cuidar, sólo necesitan luz y agua. Si las cuidas con cariño, podrás "escuchar el leve chasquido de los capullos al abrirse"
ResponderEliminarAl bajar la valla de alambre fino, donde se había subido, un niño, extiende su "espaciosa mano" regalandote una pradera llena de azaleas; y es, cuando siento que "pertenezco a la tierra y a su invierno".
"Soy un libro de nieve..."
Ehhh, que se me olvidaba que soy Juanmma.
ResponderEliminarUn beso
Juanma:"la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida"... como diría Pedro Navaja, es más hace regalos constantes bajo distintas formas, de azaleas por ejemplo y tienes razón, la mayoría de las cosas que realmente importan no necesitan excesivos cuidados aunque el cariño es imprescindible.
ResponderEliminarEncantada de encontrarte también aquí; como veo que te ha gustado el poema de Neruda te dejo con la última estrofa,
"Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis germinaciones."
Yo he disfrutado con los detalles, con cada palabra, y puede que todos estemos hechos de algo parecido. Lo cierto es que un televisor o incluso una planta puede durar más que nosotros, si no nos riegan y nos sacan del aburrimiento.
ResponderEliminarUn besito, he vuelto, y espero que me adivines.