Desde la antigüedad la primavera suponía el comienzo de un nuevo ciclo en la vida de plantas y animales, hombres y mujeres. Tras la introspección del invierno, llegaba el momento de abrir paso a la luz, dejarnos rodear por aire nuevo y abandonarnos, sin remedio, a la vida.
En muchas ocasiones relacionamos los cambios en nuestra vida con grandes momentos: mudarnos de casa, encontrar un nuevo trabajo, iniciar o finalizar una relación; otras, esperamos que esos cambios se produzcan a causa de fuerzas vivas ajenas a nosotros como el comienzo de un nuevo año o la sucesión de las estaciones.
Sin embargo, las grandes transformaciones se inician sin darnos cuenta, quizá por un hecho aparentemente insignificante que permanece latente durante años y que un día madura y quiere expresarse. Es entonces cuando notamos una voz interior que le dice a los sentidos, al sentido, despierta.
Igor Strawinsky, "La consagración de la primavera" (1913).
Te escribo mientras escucho esa bonita música de fondo.No te conozco,así que sólo decirte que parece que esa transformación ha supuesto un cambio muy positivo en tu vida.Puede que este blog sea consecuencia de ello.Que te guste la música clásica, ya es un acierto.
ResponderEliminarEncantada de que hayas sido el primero en hacer un comentario en este blogg, que de manera concienzuda me encargué de ocultar a todo el mundo, hasta que llegará el momento. Te colaste pero me parece bien, alguien tenía que romper el hielo.
ResponderEliminarUn saludo, desconocido.
Siento haber entrado de una manera "intempestiva" en tu blog, aunque parece que tampoco te ha importado mucho que haya sido así.En cualquier caso,agradezco que hayas dado paso a este desconocido como me llamas.
ResponderEliminarSi te soy sincero,siento una gran curiosidad por este blog y no sé muy bien por qué.Puede que haya intuído desde un principio que tienes algo valioso que contar. Estaré, por tanto, a la expectativa.